Una vez más, Alemania se sale con la suya. Los ministros de Economía y Finanzas europeos acuerdan el mecanismo para liquidar bancos con problemas. Tal y como quería Berlín, la Comisión tendrá un papel secundario. Serán los Estados miembros los que decidan y los propios bancos los que aporten el dinero. Se creará un fondo de 55.000 millones de euros a 10 años. En un primer momento estará formado por compartimentos nacionales, tal y como quería Alemania, lo que significa que cada país deberá pagar por las pérdidas de su sistema financiero.