¿Crisis, recesión, turbulencias...? Se llame como se llame la verdad es que vienen problemas que afectarán seguro a nuestros bolsillos y si hay que hacer caso a los expertos, una de las primeras medidas a tomar es ahorrar para estar mejor preparado para lo que se nos vuelve a venir encima. Con nuestras carteras exhaustas tras años de penurias, ahorrar parecerá una meta muy lejana para nuestra economía pero siempre hay un plan o un método para comportarse como hormiga y no como cigarra. España, con claras diferencias norte y sur es el séptimo país de Europa con más nivel de pobreza. Parece que algunos trucos son imprescindibles. Estos son los cinco que más triunfan.
Disciplina y más disciplina es el gran secreto de este método creado por la japonesa Motoko Hani. Se basa en sencillas reglas que comienza con la necesidad de contar con libro de registro en el que apuntaremos en un apartado todos y cada uno de los gastos e ingresos que hacemos. Otro lo dedicaremos a los gastos fijos comunes que tenemos que pagar todos los meses: si enfrentamos estos dos puntos, obtendremos lo que realmente nos queda para nosotros.
En el segundo paso de trata de que todos los meses o semanas, si así lo prefieres, estimes una cantidad de ahorro que quieres conseguir. Es una excelente forma de poner el foco en lo importante. Por supuesto debe ser un importe realista y alcanzable.
Una vez descontados los gastos fijos y tu meta de ahorro, ¿cuánto te queda disponible para gastar esa semana? Estamos hablando de gastos para ocio y también para posibles imprevistos.
Transcurrido el mes o semana, es hora de analizar tus resultados. ¿Has conseguido tu objetivo de ahorro? ¿Te has ajustado al presupuesto que habías fijado? Haz un balance realista. Pero si te has dado cuenta de que tu plan ha sufrido desviaciones, detéctalas y aplica medidas correctivas para mejorar tu capacidad de ahorro el siguiente mes.
Este plan de ahorro viene directamente desde Estados Unidos y sus creadores aseguran que con él seremos capaces de tener ahorrados al final del año alrededor de 1.400 euros.
Consiste en ahorrar los mismos euros que la semana en la que estamos; es decir: en la primera semana ahorraremos un euro, en la segunda semana, dos, y así sucesivamente hasta completar las 52 semanas que tiene un año. Y ojo, para que este método sea efectivo, la motivación y la constancia son la base fundamental.
Creado en 1981 por George T. Doran, SMART es un acrónimo que en español responde a los conceptos de específico, medible, alcanzable, relevante y acotado en el tiempo (Specific, Measurable, Attainable, Relevant, Timely, en inglés).
Pero es imprescindible conocer cuánto pensamos gastar y en cuánto tiempo podremos alcanzar dicha cifra si buscamos ahorrar y apartar todos los meses dicha cantidad. En caso contrario corremos el riesgo de gastar por encima de lo esperado o desplazar el viaje hacia el futuro con otros caprichos.
Sin un presupuesto familiar, es muy fácil creer que estamos ahorrando cuando lo cierto es que gastamos más de lo habitual. Apartar ese dinero a una segunda cuenta mediante transferencias periódicas es un consejo interesante que podemos seguir.
Luis Pita defiende que "ahorrar no funciona" y que "el secreto es preahorrar". Según el método de este experto en "libertad financiera" preahorrar es tan sencillo como apartar a principio de mes el dinero que quieres ahorrar “porque si esperas al final de mes, es fácil que no quede nada y que te lo hayas gastado todo”.
El primer paso es lo más tedioso y lo que más tiempo lleva del proceso. Hay dos formas de hacerlo. La primera es revisar tu presupuesto familiar o, si no lo tienes, hacerlo. Suma tus gastos y réstalo a tus ingresos. La cifra resultante será el dinero que puedes ahorrar cada mes.
Para quienes dudan sobre su capacidad de ahorro, la recomendación es empezar con poco y después ir subiendo esa cantidad al cabo de tres meses, por ejemplo, e ir aumentándola así paulatinamente hasta conseguir su objetivo de ahorro. En pocas palabras, escalar el ahorro para que no afecte al día a día.
El segundo paso es más sencillo y no se tarda ni cinco minutos en llevarlo a cabo y, sin embargo, es muy importante. Una vez sabes la cantidad que quieres ahorrar, sólo tienes que crear una orden de transferencia automática todos los meses desde la cuenta en la que te ingresan la nómina hacia tu cuenta de ahorro. En otras palabras, separar el dinero de uso diario del dinero de ahorro tan pronto llegue a tu nómina. La razón es que, si no lo tienes a la vista, no te lo gastarás.
Lo ideal es empezar enviando el dinero a otra cuenta de ahorro que, a poder ser, no cobre comisiones ni tenga gastos de mantenimiento. Ahí es donde se irá acumulando el capital hasta crear primero un fondo de emergencia para imprevistos. Una vez completada esta tarea, será el momento de empezar a pensar el inversión para el nuevo ahorro que se vaya generando.
Vamos, lo de toda la vida. Se trata de hacerse con una hucha e ir guardando en en ella el dinero suelto que llevamos en los bolsillos al finalizar el día. También puedes introducir el dinero que no has gastado en una cita anulada o un cine que el final no pudo ser.
Este método también tiene su versión online. Algunas entidades bancarias como el BBVA ponen a nuestra disposición a través de sus aplicaciones de móvil herramientas para redondear al alza nuestras compras según un patrón que decidimos nosotros y ese exceso se guarda automáticamente en otra cuenta destinada exclusivamente al ahorro.
De las situaciones difíciles también podemos extraer lecciones. Una de ellas es educar a nuestros hijos en la cultura del ahorro porque Los hábitos se adquieren durante la niñez y a todos los padres y madres nos gustaría lograr que nuestros retoños fuesen ahorradores.
Para ello tenemos en nuestra manos diversas herramientas. La primera es su paga o la forma que creamos más conveniente para que se ganen su dinero. Haya o no asignación, lo importante es que los pequeños entren en contacto con el dinero y que lo hagan físicamente. En caso de optar por la paga, siempre es mejor semanal que mensual.
La segunda herramienta es un bote de plástico. La mayoría de padres opta por huchas opacas (el típico cerdito o la hucha de hojalata). La mejor alternativa es un bote de plástico o de cristal transparente. Así los niños pueden ver cómo evolucionan sus ahorros, igual que el marcador de un videojuego, algo a lo que ya están acostumbrados. Y puede haber uno o más botes de plástico, dependiendo de los objetivos.
La tercera herramienta es la propia familia y los padres, más concretamente que con nuestro ejemplo les enseñamos a ahorrar, tener objetivos y colaborar en la economía doméstica dentro de sus posibilidades.