Cada vez es más habitual no llevar dinero en efectivo y optar por pagar con la tarjeta de crédito. Esta es una práctica que resulta mucho más cómoda, no hay que estar pendiente de los cambios que nos entregan para saber si es correcto y tampoco nos obliga a llevar dinero en metálico en la cartera o el bolso, haciendo que nos sintamos más seguros al evitar el riesgo de perderlo o que nos lo roben.
Sin embargo, esta práctica puede no ser tan buena idea como parece, pagar todo con la tarjeta de crédito hace que en ocasiones no seamos del todo conscientes de las cantidades que gastamos. Además, puede llevarnos a acumular deudas sin darnos cuenta, lo que sin duda puede convertirse en un problema a largo plazo. En general, se recomienda que las tarjetas de crédito se usen para gatos planificados y emergencias.
Aunque en ocasiones se emplea como forma genérica de nombrar a todas las tarjetas, existen las de crédito y las de débito. Tal y como explican desde BBVA, una tarjeta de crédito es un medio de pago que permite obtener un dinero que todavía no se encuentra en su cuenta bancaria, pero que se supone que se tendrá llegado el momento de devolver la cantidad adelantada.
Al pagar con el crédito de la tarjeta es como si el banco hiciera un pequeño préstamo, que puede devolverse a fin de mes sin intereses o en plazos con algún interés, por eso hay que conocer muy bien las comisiones especificadas en el contrato antes de solicitar esta tarjeta. A pesar de que parece una estupenda idea, hay algunos gastos que no conviene pagar con tarjeta de crédito.
Los gastos cotidianos son uno de ellos, gastos como la gasolina o los alimentos, que siempre será mejor pagar en efectivo para no aumentar una deuda sin darnos cuenta. Tampoco se recomienda pagar las vacaciones, porque puede traer asociados grandes intereses, así como electrodomésticos o muebles costosos, por lo mismo.
No es la mejor idea usarla para retirar dinero del cajero automático, porque a no ser que se especifique lo contrario en el contrato, puede generar intereses, que más adelante tendremos que pagar, lo que es un gasto mayo. La última de las cosas que no conviene pagar con una tarjeta de crédito son las deudas de otra, porque solo generará una deuda mayor. La deuda seguirá existiendo, aunque en otra tarjeta, y los intereses serán mayores, porque se sumarán ambos.
En un primer momento puede parecernos una idea estupenda poder comprar cosas con un dinero que todavía no tenemos, porque sabemos que en el futuro lo tendremos, pero es esencial estar muy bien informado de las condiciones, los gastos y las tasas que conlleva tener una tarjeta de crédito, porque de otro modo podríamos encontrarnos pagando mucho más por una cesta de la compra de lo que nos hubiera costado si la pagamos en efectivo.