La guerra arancelaria ha comenzado y, como todos los conflictos, lo previsible es que traiga pésimas consecuencias, con un frenazo a las economías y el fantasma de la recesión.

Para México supone un riesgo de un millón de empleos en el sector automovilístico, para ese conjunto de casi 800.000 millones de euros en ventas canadienses y mexicanas a Estados Unidos en 2024. Un conflicto comercial de este tipo genera además inflación y supondrá, según estimaciones, 1.000 dólares de coste cada año para el bolsillo de los estadounidenses, algo más de 950 euros.

En España, son muchos los productores que temen que el mercado de Estados Unidos se les cierre si Trump sube el precio de sus productos con sus aranceles.

Estados Unidos es el segundo país al que más vendemos y el segundo al que más compramos. La balanza es negativa: -9.000 millones de euros, pero con un apartado claramente en positivo, el agroalimentario. El vino y el aceite de oliva están a la cabeza. Por ello, el sector, lógicamente, está preocupado.

Hace 5 años, en el primer mandato Trump, la imposición de aranceles ya provocó una caída del 60% en las exportaciones. Por eso, muchos se ponen la venda antes de la herida: "Esperamos que la UE haga su trabajo y se ponga a negociar ya con Trump", pide el secretario general de Asemesa, exportadores de aceitunas de mesa.

Mientras, siguen confiando en que el muro comercial de Trump se desmorone conforme lo hagan también sus ventas.

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