Los errores que debes evitar si caduca tu tarjeta de crédito

Nos llevamos la mano por instinto a la cartera, la pasamos por el TPV de un comercio, consultamos el CCV para realizar una transferencia online, memorizamos el número para domiciliar un pago… usar nuestra tarjeta de crédito es un gesto cotidiano en el que no reparamos demasiado, salvo cuando llega el día en que caduca y toca saber qué hacer con ese trozo de plástico. Una gran mayoría de personas realiza en este momento otro ritual automático: coge unas tijeras, corta la tarjeta en dos o tres partes y la echa a la basura.

Esto no es lo más recomendable para el medio ambiente, como explican diversos expertos.

Los principales errores que cometemos cuando caduca nuestra tarjeta de crédito

Para destruirla a la manera clásica, conviene seguir cada paso de forma correcta y cuidadosa.

  • Cortamos la tarjeta en varios pedazos con unas tijeras, asegurándonos de que el número y nuestro nombre queden destruidos.
  • Cortamos el chip y hacemos lo mismo con la banda magnética para que sea ilegible.
  • También hay que cortar la parte de la tarjeta donde se encuentra el código de seguridad de tres dígitos (CVV), que suele estar en la parte posterior.
  • Si la tarjeta tiene un chip EMV, cortamos el área donde se encuentra el chip en trozos aún más pequeños. Esta parte contiene información cifrada que debe ser destruida para evitar cualquier posible recuperación de datos.

Si queremos seguir cauces que respeten el medio ambiente, entonces tocará ser aún más cuidadosos. Todas las tarjetas están hechas principalmente de PVC (cloruro de polivinilo), un material difícil de procesar por la combinación de elementos que contiene, como la banda magnética y el microchip. Además, en la fabricación se utilizan materiales como el cobre o distintos pigmentos. Estricto sensu, deberíamos considerarla un residuo electrónico, como indica el Banco de España en una entrada en su blog dedicada precisamente a la forma correcta de reciclar este medio de pago. Desde la entidad, advierten: «No debemos tirarlas a ninguno de los contenedores de residuos urbanos, ni siquiera al amarillo de plásticos y envases».

La primera opción sostenible que tenemos es llevarla a un punto limpio para que siga un proceso de reciclado adecuado, sin comprometer nuestra seguridad. Si desconfiamos de este sistema o queremos asegurarnos de que la tarjeta caducada se va a custodiar de forma correcta por parte de un operador autorizado, nada más fácil: podemos acudir a la oficina bancaria más cercana, entregarla allí y dejar que sea nuestro banco el que se encargue de procesarla y destruirla de forma segura.

Algunos bancos recomiendan incluso personarse en un cajero, introducir la tarjeta y dejar que el sistema la identifique como caducada y se la trague. Una vez retenida en el interior y procesada, el cajero nos entregará un recibo de la operación. Esta es una de las formas más seguras de destruirla.

Normalmente, nuestro banco nos avisará con cierta antelación de la fecha en que caduca la tarjeta y nos enviará la nueva. Otro consejo que da el propio banco de España es activar cuanto antes la nueva tarjeta en los servicios de pago recurrentes y los recibos domiciliados y eliminar el número de la antigua. Esto evitará que se devuelvan cargos o que tengamos problemas con las suscripciones a plataformas de streaming como HBO, Filmin, Spotify o Netflix.

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