Muchos pueblos de España sufren lo complicado que resulta vivir sin un cajero automático cerca. Por ello, en Cataluña han decidido recurrir a entidades bancarias móviles. Pasan una vez al mes y, además de servir de cajero, un empleado atiende de forma presencial las demandas, según informan P.Ortiz, A.Araújo, J.Serrano y S.Belmonte.
La antigua oficina bancaria del municipio gerundense de Montagut está cerrada, así que sus vecinos tienen que desplazarse, si pueden, varios kilómetros hasta la más cercana. Girona es la provincia catalana más afectada, aunque cerca, en Llanars, al menos tienen un cajero. Unas amigas de Cornudella, en Tarragona, tienen que pagar con tarjeta a regañadientes.
Por otra parte, los más veteranos de Cotobade, en Pontevedra, recuerdan tiempos mejores en los que tenían tres oficinas bancarias. Un simple cajero no soluciona la enorme brecha digital de los mayores. Una España rural, vaciada también de cajeros.
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