Al mismo tiempo en que hemos conocido el aumento del PIB en España en un 0,7% en el primer trimestre, un informe elaborado por el Banco de España ha constatado el crecimiento del porcentaje de hogares que no pueden cubrir sus gastos esenciales, algo que afecta de una manera más acusada a las familias de menores rentas. Concretamente, refiere la detección de un incremento del 0,2 puntos porcentuales en el porcentaje de hogares que no habría podido cubrir su gasto esencial entre finales de 2020 y finales de 2023, hasta situarse en el 7,2%, un valor mayor para las familias con menos rentas.
En el informe anual, publicado este martes, por otro lado se subraya que, pese al mayor aumento de la vulnerabilidad en los hogares con menores rentas, las ayudas desplegadas en forma de transferencias a los hogares con rentas bajas, el incremento puntual de las pensiones no contributivas, la subida del salario mínimo interprofesional, la introducción del ingreso mínimo vital o la reforma del Código de Buenas Prácticas habrían contribuido, entre otras medidas, a amortiguar los efectos adversos que la subida de tipos de interés y la inflación podrían haber tenido sobre los hogares de menores rentas.
Así, apuntan que el porcentaje de hogares vulnerables habría aumentado en 4 puntos porcentuales en caso de que no se hubiera considerado el aumento de los ingresos, siendo el incremento especialmente significativo en el quintil inferior de renta (9,4 puntos).
No obstante, y en todo caso, el informe de 2023 refleja un crecimiento de los hogares que no podrían cubrir su gasto esencial, siendo dicho incremento de 0,9 puntos para los hogares situados en el quintil inferior de la distribución de la renta, mientras que apenas existe variación para los hogares de los tres quintiles superiores.
Ahondando en predicciones y de cara al futuro, del mismo modo señalan que, suponiendo que los tipos de interés evolucionan en línea con las expectativas del mercado y que las rentas y los precios de los bienes y servicios avanzan según lo contemplado en las últimas proyecciones macroeconómicas del Banco de España, el aumento del porcentaje de agentes vulnerables en 2024 sería limitado.
Concretamente, el incremento del porcentaje de hogares que no podrían cubrir su gasto esencial sería de una décima, al tiempo que el aumento sería limitado incluso para los hogares situados en el quintil inferior de la distribución de renta (tres décimas).
Sea como fuere, el organismo que dirige Pablo Hernández de Cos ha advertido de que la materialización de determinados escenarios adversos sobre el crecimiento económico podría producir un deterioro más acusado del previsto en la situación financiera de los hogares y las empresas.
De igual modo, el Banco de España ha alertado de que, en caso de que los tipos de interés de política monetaria se redujeran en menor medida que en el supuesto actual, el alivio que ello supondría sobre la presión financiera que soportan los agentes endeudados sería menor.
Por otro lado, se destaca que unos niveles de desigualdad demasiado elevados pueden incidir negativamente no solo en el grado de cohesión social, sino también en la capacidad de crecimiento de la economía, a través de sus efectos adversos sobre el consumo agregado, la inversión, la acumulación de capital humano y las oportunidades de generaciones futuras.
En este sentido, el informe refiere que en los últimos años, en un contexto de fuerte dinamismo del empleo, la desigualdad de la renta ha disminuido de forma significativa en España, pero se observan algunas bolsas de vulnerabilidad en determinados colectivos, que estarían relacionadas, en gran parte, con dificultades de acceso a la vivienda.
Según el informe, y tal como recoge Europa Press, en términos generales, la mayoría de las dimensiones de desigualdad han seguido un patrón muy similar en los últimos años, si bien aumentaron de forma apreciable en 2020, con el estallido de la crisis sanitaria, aunque se han corregido intensamente a la baja desde entonces.
A esto último, apuntan, habría contribuido principalmente el notable vigor que la actividad y el empleo han mostrado en España desde 2021, y a este respecto se señala que los últimos datos de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) del INE apuntan a que la desigualdad de la renta en España se habría situado ya en 2022 en niveles muy similares, e incluso inferiores, a los observados antes del comienzo de la crisis financiera global.
No obstante, el informe del Banco de España apunta a que las dinámicas que se han registrado en el mercado de la vivienda español desde finales de la primera década del siglo XXI han aumentado sensiblemente la desigualdad de la riqueza. De hecho, la proporción de riqueza en manos de los hogares más ricos ha aumentado en las dos últimas décadas.
Ahondando en estos datos, apuntan que en 2002 el 43% de la riqueza neta total de la economía en manos de los hogares españoles se concentraba en el 10% más rico de la población, mientras que este porcentaje era del 54,3% en 2020; un porcentaje significativamente más reducido que el observado en otros países, por otra parte.
En el contexto mundial, por ejemplo, en 2021 el 10% más rico poseía el 76% de toda la riqueza.
Sobre ello, el informe del Banco de España sostiene que, cuando se analiza la composición de la riqueza por grupos de hogares, se detecta que, tras esta mayor concentración y desigualdad de la riqueza neta en España, se encuentra una menor acumulación de riqueza inmobiliaria en los segmentos más bajos de la distribución de la riqueza.
En esta línea, se observa cómo desde 2011 la proporción de hogares propietarios de su vivienda principal ha caído 10 puntos, un retroceso mucho más acusado en el caso de los hogares más jóvenes --de 33 puntos-- y en el de aquellos situados en la cuartila inferior de la distribución de la riqueza --de 20 puntos--.
Por otro lado, otro enfoque utilizado para valorar en qué medida se garantiza la igualdad de oportunidades en la sociedad se centra en cuantificar el grado de movilidad intergeneracional en términos de educación.
Concretamente, se mide la correlación que existe entre los años de educación de padres e hijos adultos, y a este respecto, a lo largo del tiempo una disminución de esta correlación implica una mayor movilidad intergeneracional; es decir, el nivel educativo de los hijos está menos condicionado por el nivel educativo de los padres, lo que favorece la igualdad de oportunidades.
La correlación entre los años de educación de padres e hijos adultos ha caído a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, lo que indica un aumento de la movilidad intergeneracional y, con ello, de la igualdad de oportunidades. Pero se aprecia una notable heterogeneidad entre municipios y provincias en cuanto a la magnitud de esta correlación.
De acuerdo con el Banco de España, abordar los retos que se derivan de la existencia de ciertas bolsas de vulnerabilidad entre los hogares españoles requiere de la actuación de las políticas públicas en dimensiones muy diversas, de cara, por ejemplo, a reducir la elevada tasa de paro estructural y corregir los desajustes entre la oferta y la demanda que se observan en el mercado de la vivienda español, así como a reforzar la calidad del sistema educativo y favorecer la acumulación de capital humano.
Más allá, algunos estudios ya han apuntado a que existe margen para mejorar la integración del ingreso mínimo vital, de las distintas rentas de subsistencia locales y regionales y de las prestaciones asistenciales por desempleo a fin de incrementar su eficacia y eficiencia.
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