Un informe de la consultora KPMG CEO Outlook 2023 ha hecho saltar todas las alarmas. Los CEO de las principales compañías españolas le dan un plazo de 3 años para llegar a su fin. El nuevo modelo de trabajo que llegó con el covid y que parecía que duraría para siempre empieza a parecer un error de cálculo para los dirigentes empresariales.
El debate ahora es si los trabajadores, que desean más que nada conciliar, reaccionarán ante la posibilidad de perder paulatinamente una realidad que ya se contempla en muchos convenios. Más aún cuando ahora el Gobierno promete reducir la jornada laboral y apostar por el trabajo híbrido. Hasta los científicos consideran que reducir y flexibilizar la jornada laboral es bueno para la salud. Entonces, por qué este retroceso y esta idea de que el teletrabajo puede haber sido un error de cálculo.
Según el informe de KPMG, el 78% de los consejeros delegados (CEO) de las principales compañías españolas creen que en tres años se habrá recuperado por completo el modelo presencial de trabajo, lo que representa un incremento de 14 puntos en comparación con la media global. Esto indica que la mayoría de los directivos esperan el regreso a las oficinas como la forma principal de trabajo en el futuro cercano.
De hecho, casi la totalidad de los CEO españoles (89%) estaría dispuesto a recompensar a través de retribuciones, incrementos salariales o promociones a aquellos profesionales que pongan empeño en volver a la oficina.
Los datos muestran una clara tendencia a la baja del teletrabajo tras el impacto del covid, que cambió nuestras vidas, haciéndonos nómadas digitales. El 34,2% de las compañías en España con 10 o más empleados permitía el teletrabajo en el primer trimestre de este año, 6,6 puntos porcentuales menos que en el mismo periodo del año anterior, cuando el 40,8% de las compañías de este tipo facilitaban esta modalidad laboral a su plantilla. Así lo refleja la última encuesta sobre el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y del comercio electrónico en las empresas del Instituto Nacional de Estadística (INE).
En las empresas de entre 50 y 249 empleados el porcentaje del teletrabajo se eleva hasta el 54,7% y en las de más de 250 trabajadores se alcanza el 78%. En las empresas de entre 10 y 49 empleados el porcentaje de compañías que permiten el teletrabajo cayó 6,9 puntos porcentuales en el primer trimestre del ejercicio en relación con el mismo periodo de 2022 (del 35,9% al 29%), misma disminución que en las firmas de entre 50 y 249 trabajadores (del 61,6% al 54,7%).
Mientras tanto, en las empresas de más de 250 empleados la reducción del porcentaje de compañías que permiten el teletrabajo ha sido más moderada, al pasar del 83,1% en el primer trimestre de 2022 al 78% en el mismo periodo de este año, es decir, una caída de 5,1 puntos porcentuales.
En este contexto, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha prometido que “incorporará incentivos para que las empresas ofrezcan horarios más flexibles y potencien el teletrabajo siempre que sea posible”. Por el momento, Noviembre ha supuesto, por ejemplo, la vuelta a la presencialidad del 60% de los funcionarios de la Administración de Justicia, según estimaciones de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), lo que no ha sido muy bien recibido, según desvela Cinco Días.
España ocupa la decimoséptima posición del ranking del teletrabajo de la Unión Europea, con un 8% de personas que trabajan de forma telemática de manera habitual, una cifra que se sitúa por debajo del 10% promedio del continente y que queda alejada de los primeros puestos de la lista, según datos de Eurostat aportados por Infojobs.
Esta cifra del 8% queda lejos de los registros de los países que lideran la lista. En primer lugar se posiciona Irlanda, donde una de cada cuatro personas trabaja desde su domicilio habitualmente. Después se encuentran Finlandia (23%), Suecia (18%) y Países Bajos (18%). En la otra cara de la moneda están Rumanía, con un 1%, Bulgaria, con un 2% y Hungría y Grecia, ambas con un 3%.
Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) elaborada por el INE, en el segundo trimestre de 2023, un 7,3% de las personas ocupadas en España desarrolló su actividad profesional desde su domicilio más de la mitad de los días que trabajó. En términos absolutos son un total de 1.527.800 personas teletrabajando. Una cifra a la que, además, hay que añadir un 6,6% que asegura que teletrabajó de manera ocasional (1.381.200 personas)
Esta realidad contrasta con la que se vive en EEUU donde la tercera edición de la Encuesta sobre Oportunidades Estadounidenses de McKinsey refleja que el 58 por ciento de estadounidenses tienen la oportunidad de trabajar desde casa al menos un día a la semana. El 35% tiene la opción de trabajar desde casa cinco días a la semana. Y lo prefieren. El 98% de los trabajadores americanos quiere trabajar de forma remota. Según Upwork, para 2025, se estima que 32,6 millones de estadounidenses teletrabajarán, lo que equivale aproximadamente al 22% de la fuerza laboral. De hecho, en EEUU alrededor del 16 % de las empresas ya son totalmente remotas y operan sin una oficina física. ¿Por qué entonces en España la amenaza es volver al trabajo presencial en 2026?
Pedro César Martinez es Doctor de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales (ICADE). Desde 2022 es director del Master in Talent Management y profesor en Advantere School of Management. Colabora con varios equipos de investigadores en Gestión de Talento y Liderazgo. En su opinión, hablar del fin del teletrabajo es exagerado. "Como muchos fenómenos es pendular. Antes de la pandemia el porcentaje de teletrabajo era del 4,8%. Y a eso no vamos a volver. El teletrabajo ha venido para quedarse, pero habrá que integrarlo en la cultura empresarial. Otra cosa es que no vaya a ser de cinco días a la semana, dependerá del negocio o del perfil de cada empleado".
Martínez reconoce que" la falta de contacto personal puede ser uno de los problemas del teletrabajo -no en vano, el trabajo no deja de ser otra forma de socializar", además de la dependencia digital". Otro de los elementos que pueden ser contraproducentes es "mezclar el trabajo con la vida familiar y el ocio en un mismo lugar, lo que puede provocar más interrupciones. Pero todo ello se podría superar con un pacto de madurez entre jefes y empleados apostando por una flexibilidad y autonomía que nos permita conciliar y ahorrar tiempo en los desplazamientos", señala el experto, que apuesta porque el futuro estará marcado por el trabajo híbrido, que "habrá que ir cocinando a fuego lento".
El director de 'Perm Recruitment' de Hays en el Norte, Este y Sur de España, Óscar Cebollero, reconoce que "la pandemia fue uno de los principales catalizadores para la implementación de políticas flexibles como el teletrabajo y, aunque en primera instancia las empresas se mostraban recelosas ante la modalidad de trabajo en remoto, tras su implementación forzosa durante la crisis sanitaria mejoraron su percepción sobre esta metodología y se adaptaron a los nuevos tiempos con el objetivo de impulsar el bienestar de sus plantillas". Ahora parece que las cosas están cambiando y la obsesión por la presencialidad crece. Los argumentos: productividad y contacto personal. Veamos.
Un informe sobre teletrabajo elaborado este mismo 2023 por WorkMeter y que analiza 46.295 registros de trabajo diario de empleados de diversas empresas, ofrece algunos datos más que relevantes. En la actualidad solo un 38,28% son días de teletrabajo, mientras que el trabajo presencial representa un 61,72% del total. El efecto covid se evapora poco a poco, aunque parece ser que los modelos híbridos de trabajo están cada vez más arraigados en las empresas.
Y una sorpresa para los jefes que están empeñados a ver a sus empleados cara a cara en el teletrabajo. Los días de teletrabajo los empleados cumplen con la actividad esperada y los días de trabajo presencial su actividad media es un poco inferior a lo esperado (-18 minutos). Asimismo, su nivel de productividad es mayor los días de teletrabajo. Según el día de la semana, se observa una clara tendencia de que los días de teletrabajo son más comunes durante la segunda mitad de la semana, con el jueves liderando el número de registros.
El martes tiene el menor número de registros de teletrabajo. Esto puede indicar una preferencia o una política de las empresas para que los empleados estén presentes físicamente los primeros días de la semana, posiblemente para atender reuniones o planificar actividades. El modelo de empresa es vital a la hora de hablar de teletrabajo. El modelo predominante es de 1 día de teletrabajo por 4 días de trabajo presencial (50,93%). No obstante, mientras algunos empleados tienen muy pocos días de teletrabajo, otros se acercan a una semana completa (4 días de teletrabajo: 12,13% - 5 días de teletrabajo: 9,83%).
En los días de teletrabajo, los empleados tienden a comenzar su jornada laboral un poco más tarde en comparación con los días presenciales. En cuanto a la hora de salida, también se ven cambios en el comportamiento. Por ejemplo, en la franja de 17: 30 a 18:00, el 22,47% de los empleados que han acudido a la oficina, terminan su jornada. Sin embargo en la misma franja, sólo el 14,88% de los que están en remoto finalizan su trabajo.
En general, se observa una leve tendencia a alargar la jornada en la modalidad de teletrabajo. Los empleados, en promedio, tienen una mayor actividad y productividad durante los días de teletrabajo en comparación con los días presenciales. Esta tendencia se acentúa en el caso de los managers. Las pausas sí son más prolongadas en el teletrabajo, lo que podría indicar que los trabajadores aprovechan la flexibilidad del teletrabajo para gestionar su tiempo y descansos de manera más autónoma.
Expertos del mundo empresarial y tecnológico, y profesores de la Universidad Internacional de La Rioja consideraban en un Fórum Máster de la UNIR que era "un error terrible considerar el teletrabajo o la revolución digital como riesgos y no como oportunidades".
"Los departamentos de Recursos Humanos piden adaptabilidad y flexibilidad. Dos habilidades fundamentales que se consideran propias de los líderes. Vivir en distintos países, trabajar en diversos sectores u ocupar diferentes puestos demuestran que una persona quiere seguir formándose", detalló Andrés Pascual durante su conferencia titulada "La formación como factor de éxito". También resaltó que -muchas veces- hay que vencer el miedo: "Es un concepto que el cerebro siempre considera peligroso. Eso nos lleva a rechazar, por ejemplo, el teletrabajo, la revolución digital o estudiar en edad adulta. En lugar de crecer gracias a estas oportunidades, las consideramos amenazas por suponer un cambio. No puede haber un error más terrible", añadió.
Adelaida Batlle, senior executive manager de Contabilidad y Finanzas y Recursos Humanos en Michael Page, considera que "los procesos de selección también se han alterado. Los clientes y los candidatos son más exigentes. La flexibilidad, el teletrabajo o la conciliación son cuestiones ineludibles para un potencial nuevo empleado. Y la diversidad y la inclusión de las plantillas son ahora una de las cuestiones más importantes. Estamos cambiando muchas vidas", elogió. Y no parece que muchos CEO lo hayan entendido cuando pronostican el fin del teletrabajo para 2026.
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