En julio pasado, el director general de Volkswagen, Thomas Schäfer decía que “el tejado está en llamas” delante de más de 2.000 ejecutivos de la compañía. El ejecutivo fijaba la mirada en los costes, una de las principales diferencias frente a los que ahora son sus principales competidores, los coches chinos. “Estamos dejando que los costes se eleven en exceso en diversas áreas”. También avisaba de que “Los próximos meses serán muy duros” afirmaba Shäfer que consolidaba su idea con la frase “Todo está en juego”.
En razón de este análisis anunció hace unos días su intención de ahorrar 10.000 millones de euros en los próximos años.
Y el recorte de los costes se está produciendo sin pausa. Todo comenzó en julio en la fábrica de Emden, en Alemania, donde la caída de la demanda de eléctricos en un 30% llevó a la directiva a adoptar la decisión de prescindir de 300 puestos de trabajo. El comité de empresa comentó que era una medida temporal que esperaban que se revirtiera con el lanzamiento al mercado del nuevo eléctrico grande, el ID.7.
Después llegaron las especulaciones sobre el cierre de la fábrica de Dresde y su transformación en un centro de otro tipo. Volkswagen lo ha negado, pero su director general Oliver Blume comentaba en una entrevista durante la celebración del Salón de Múnich con el periódico Handelsblatt que “En algunos lugares tenemos exceso de capacidad técnica”, a la par que comentaba que “nos estamos concentrando en nuestro personal permanente y en la salvaguardias de las ubicaciones existentes”.
Luego llegaron los rumores sobre la reducción de empleo en las instalaciones de Zwickau, la principal localización de ensamblaje de eléctricos de la firma. “¡Basta ya! Queremos respuestas” decían los delegados sindicales de IG Metall ante la falta de claridad de la directiva. En una carta al diario alemán Freie Presse se preguntaban por qué no se hace más publicidad de los coches eléctricos y si la planta seguiría teniendo tres turnos.
Y también España se ha visto afectada. A mediados de semana se anunciaba que la planta de Landaben trabajará a dos turnos y medio lo que disminuirá las necesidades de personal en 400 trabajadores, según comunicó el director de Producción de la planta, Miguel Ángel Grijalba. Se ha explicado que los programas de producción son provisionales ya que “cambian en función de la evolución de las ventas en el mercado”. En el comunicado de la dirección de la planta se comenta que la fábrica está preparada para producir simultáneamente coches de combustión y eléctricos y eso es una “garantía de futuro” ya que la protege de las fluctuaciones “en los niveles de producción ante posibles vaivenes del mercado”. Por ello añaden que para 2027 y 2028 tienen previstos volúmenes de producción de 350.000 coches al año.
Las últimas novedades también se han producido esta semana con el anuncio por parte de la compañía que suspenderá la producción de los CUPRA Born y Volkswagen ID.3 a partir del día 2 de octubre debido a su débil demanda. Estos modelos se fabrican en las citadas fábricas de Zwickau y Dresde y su fabricación está previsto que se retome el día 16 de octubre, según informó un representante de la compañía a la agencia alemana DPA.
“Momento crítico” es el adjetivo que colocan sobre la situación a las ventas de Volkswagen desde la prensa alemana. Y es que finalmente la guerra de precios está afectando a sus modelos frente a los de marcas como Tesla o la china MG. Por ejemplo, el 60% de las ventas de coches eléctricos en Europa pertenece a Tesla, que está copando la ventas con sus Model Y y Model 3. Ambos fueron líderes de ventas, sumando 182.000 unidades en el primer semestre de este año, mientras que los ID.4 e ID.3 sólo lograron sumar 77.000 unidades, situándose en cuarto y quinto lugar de la clasificación de los más vendidos respectivamente. También los precios del MG4 están haciendo mella en el mercado de los coches a baterías en el continente. Además, la inflación y los recortes en las ayudas a la compra de eléctricos en diversos países europeos están afectando a las ventas.
En Europa Volkswagen es líder en el mercado, pero hay que tener en cuenta que las cuotas de ventas de automóviles eléctricos están al alza, con una cuota del 21% -más de una quinta parte- en agosto de este año. La duda es si será capaz de aprovechar ese cambio para colocar sus productos.
Horizonte asiático
Por todo esto, Volkswagen ha comenzado a desarrollar cambios en sus estrategias. Ya nos hicimos eco de la compra de parte del accionariado de Xpeng que les dará acceso a su tecnología. La intención es no sólo provechar los ingresos de esta marca en crecimiento, sino también aprender de su forma de producir eléctricos y aplicar su estructuras de costes en fábricas propias. Esta no es una tarea sencilla dadas las facilidades que las firmas chinas encuentran en los primeros pasos de la cadena de producción en el país asiático, desde la obtención de las materias primas pasando por los diversos pasos de la producción de componentes hasta llegar al ensamblaje.
Y tenemos que volver a las palabras de Thomas Schäfer, pero a las del Salón del Automóvil de Múnich “resulta más barato importar coches eléctricos de China que producirlos en Europa”. Claro que estas palabras fuero pronunciadas antes que el anuncio europeo sobre la investigación de subsidios y posible “dumping” ejercido desde China, otro de los nubarrones que se otea en el horizonte.