La gran apuesta por avanzar en la descarbonización de la energía y luchar contra el cambio climático a lo largo de esta década pasa por el fuerte impulso otorgado a las energías renovables. En España, que se ha convertido en una potencia en estas tecnologías gracias al viento, las horas de sol y los planes aprobados para su despliegue, se espera que las renovables aporten el 74% de la generación en 2030, frente a cerca del 52% que supone en la actualidad.
Pero integrar todo ese crecimiento de potencia verde en la red de transporte y distribución eléctrica no es tarea sencilla. El diferente ritmo de crecimiento entre las renovables y la red eléctrica era señalado hace semanas en un informe de la consultora de energía Aurora Energy Research, un grupo creado por académicos de Oxford, que apuntaba a algunos de los problemas provocados por ese desfase: en determinadas zonas la generación supera a la capacidad de transporte, la electricidad no puede entregarse a los consumidores y se acaba desaprovechando.
Según la consultora estas reducciones no compensadas se multiplicaron por más de diez el pasado año respecto a 2021, pasando de los 67 gigavatios hora (GWh) a los 715.
“La congestión y otras limitaciones operativas en la red eléctrica representan un riesgo importante para el sector de energías renovables en España. Sin planificación e inversión para aliviar las restricciones técnicas en la red, los vertidos de energía renovable aumentarán, amenazando los retornos de los desarrolladores e inversores, y por lo tanto la inversión en futuros proyectos”, señalaba Ana Barillas, responsable para la península Ibérica de Aurora Energy Research.
Sin embargo, desde el gestor de la red de transporte y operador del sistema, no se coincide con este diagnóstico que pone en duda la correcta integración de las energías verdes. Fuentes de Red Eléctrica aseguran que actualmente, la red permite integrar el 98,4% de la energía renovable que se produce, por lo que el nivel de vertido por restricciones de red está en el 1,6%, muy por debajo del 5% que la normativa europea considera aceptable en los sistemas con penetración renovable de hasta el 50% (en España es superior) y por debajo también de los valores conocidos de otros países de nuestro entorno, como Reino Unido, Italia, Alemania o Dinamarca.
A pesar de defender la situación actual de la red por lo que respecta a la integración de las tecnologías limpias, desde Red Eléctrica se reconoce que a medida que aumente la capacidad instalada de energía verde, se tendrá que desarrollar de forma paralela la red de transporte para dar entrada a todo este contingente de generación renovable, cumpliendo los objetivos que marca el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima.
Esas actuaciones, señalan, ya están en marcha y se articulan a través de la planificación establecida hasta 2026, que supone una inversión de 6.964 millones de euros, y que prevé que para entonces las renovables cubran el 67% de la demanda, en línea con los objetivos previstos para 2030. Además, conseguirán eficiencias que permitirán ahorrar 1.600 millones de euros al año al sistema eléctrico en su conjunto.
De la inversión prevista, 1.260 millones se destinarán a reforzar las interconexiones internacionales con Francia, Marruecos, Portugal y Andorra, y otros 5.704 millones a actuaciones de refuerzo de la red de transporte que componen el sistema eléctrico nacional. Precisamente, el mayor volumen de inversión, cerca de tercio del total, 1.872 millones, se destinará a la partida de integración de renovables y resolución de restricciones técnicas que impedirían el aprovechamiento de la energía verde.