Atrapados en el paro. Al menos desde 2020, cuando comenzó la pandemia. Así se encuentran 657.000 personas que dejaron su empleo y que, pese a buscar un trabajo nuevo, no lo encuentran.
Estos parados de larga e incluso larguísima duración ven como su situación se ha enquistado y no mejora pese a la buena marcha del mercado laboral en su conjunto. Según la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE, han pasado de 501.000 en el segundo trimestre de 2020 a 657.000 en el primero de 2023. Un aumento de 156.000 personas (un 31%).
Por el contrario, el número total de desempleados con experiencia laboral previa ha descendido. Cuando comenzó la pandemia eran 3.126.000. Ahora son 2.812.800. Es decir, 313.200 menos (un 10%).
Si se desglosan los datos de la EPA por edad, casi dos de cada tres parados de larga duración que habían trabajado anteriormente tienen 45 o más años.
Hablamos de 423.700 personas que dejaron su empleo hace, al menos, tres años. Una cifra un 34% superior a la del segundo trimestre de 2020. Este aumento es superior al 31% del total de este colectivo y se incrementa aún más hasta rozar el 38% en el grupo de edad de 45 a 54 años.
Es decir, el problema de no encontrar trabajo aumenta según avanza la edad. Y esta dificultad está aumentando a mayor ritmo entre la población de 45 a 54 años.
Por sexo, el problema del paro de larga duración entre las personas mayores de 45 años afecta en mayor medida a las mujeres que a los hombres.
El colectivo femenino que trabajó anteriormente y dejó su empleo hace tres o más años triplica al masculino. Son 265.000 mujeres, frente a 87.700 hombres, según los datos de la EPA del primer trimestre de este año.
Pero, además, la evolución también esta siendo peor entre ellas que en el caso de los varones. Así, el número de hombres con experiencia laboral previa que perdió su empleo hace tres o más años ha crecido un 24% entre 2023 y 2020. El de mujeres se ha disparado un 40%, más del doble.
El futuro laboral de las personas en paro desde hace mucho tiempo se vislumbra complicado, sobre todo cuando se superan los 45 años. Muchas empresas prefieren contratar perfiles de menor edad, basándose en algunos estudios que apuntan a una mayor productividad entre los empleados más jóvenes.
La transformación digital de la sociedad, acelerada por la pandemia, ha implementado nuevos modelos de trabajo, que pivotan sobre todo en torno a las nuevas tecnologías. El futuro de los mayores de 45 años pasa por formarse de forma continua para acceder al mercado laboral o para no quedar fuera de él.
Las personas de mayor edad aportan madurez, experiencia y habilidades de negociación muy útiles a nivel empresarial. Y, además, reportan beneficios fiscales en su contratación. Pero deben formarse para aportar valor. Y las empresas, tomar nota de ello y testar sus capacidades antes de desecharlos por el mero hecho de ser de una determinada edad.