Con los salarios cada vez más precarios y el reto demográfico de generaciones como las del 'baby boom', un cambio estructural del sistema de pensiones se plantea como necesario no solo en España, sino en toda Europa.
Una reforma que asegure la sostenibilidad del sistema al menos a medio plazo, algo que ponen en entredicho los expertos tras la propuesta del Gobierno que ha dado a conocer el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá.
España se gasta 12.000 millones de euros al mes en pensiones contributivas, un 10% más que hace un año. Unas cifras que van a aumentar porque en este 2023 comienzan a jubilarse los 'baby boomers', es decir, 14 millones de personas que nacieron a lo largo de 21 años.
Esto hará que nos enfrentemos a un problema demográfico y de bajos salarios. Los 'baby boomers', pese a que muchos saben que no llegarán bien a final de mes y "tendrán que vender su casa", ganan un 45% más que los 'millenials'. Un escalón salarial que dificulta la viabilidad del sistema en el futuro.
Así se aprecia ya entre la población mayor. Algunos aseguran que "los que estamos trabajando estamos pagando las pensiones y los jóvenes no vais a tener pensión".
La mayor esperanza de vida supone otro inconveniente para pagar las pensiones, pero también la caída de la natalidad. En los próximos 13 años, nacerán 5,5 millones de niños, un 14,2% menos que en los 15 años anteriores. Será más difícil, por lo tanto, pagar unas jubilaciones que dependen de la bonanza del mercado laboral.
No obstante, las pérdidas de la hucha de las pensiones podrían cubrirse en parte gracias a la previsible llegada de inmigrantes.
España podría contrarrestar algo más del 40% del aumento "sustancial" del gasto en pensiones que anticipan los escenarios demográficos para las tres próximas décadas si elevara su tasa de empleo en los años venideros a la de los países más avanzados.
En concreto, si en los próximos años la tasa de empleo de la economía española lograra elevarse hasta el nivel que se observa en la economía alemana, lo que implicaría un incremento de 18 puntos, se compensaría el 42,6% de la subida en el gasto en pensiones que se anticipa como consecuencia del envejecimiento de la población.
Así lo refleja un artículo del Banco de España elaborado por Miguel Ángel Martín y Roberto Ramos, pertenecientes ambos al Departamento de Análisis Estructural y Estudios Microeconómicos de la institución.
Bajo el factor demográfico proyectado en 2050 y manteniendo el resto de los factores constantes, España pasaría a ser el tercer país de la Unión Europea (UE) con el gasto en pensiones más alto, tras Grecia e Italia, frente al séptimo puesto que ocupaba en 2019.
En lo que se refiere a la tasa de cobertura (número de pensionistas sobre la población mayor de 64 años), la institución señala que ésta es sustancialmente más baja en España que en el resto de los países de la UE, con las excepciones de Grecia y Malta, "lo que produce una presión a la baja considerable sobre el gasto en pensiones".