Productores, industria y distribución coinciden: no ven bajadas de los alimentos en el corto plazo
Todos los eslabones de la cadena alimentaria creen que los costes siguen tensionados y reclaman al Gobierno más rebajas fiscales y ayudas a los consumidores
El encarecimiento de los alimentos está provocando ya un descenso de las ventas, especialmente importante en los productos frescos
El IPC de los alimentos ha vuelto a aumentar en la eurozona durante el mes de febrero y es el principal motor de la inflación
La inflación de los alimentos, cuya bajada está "en vísperas de notarse" tras haber "tocado techo", según el pronóstico del ministro de Agricultura, puede tardar todavía unos meses en llegar. Ese el diagnóstico de los integrantes de la cadena alimentaria, -productores, industria y distribución-, que aseguran que los costes del sector siguen sin dar tregua a las empresas.
“Los precios bajarán cuando lo hagan los costes. Pero en el sector agrario hay algunos que ya no lo van a hacer”, aseguraba el presidente de Asaja, Pedro Barato, en las Jornadas en Defensa del Sistema Alimentario Español, celebradas este viernes en el Congreso a propuesta del Partido Popular y en el que han participado las organizaciones representantes de los tres eslabones del sector agroalimentario.
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Los costes que han impulsado los precios más de un 15% en el último año han sido los relacionados con la energía, con los carburantes y con las materias primas.
- Algunos de ellos ya se han moderado, como la electricidad.
- Otros, es el caso del gasóleo, están lejos de los máximos que alcanzaron a mediados del pasado año, pero siguen por encima del nivel habitual.
- Por lo que respecta a las materias primas, insumos como los granos o los fertilizantes, mantienen incrementos importantes en comparación con los precios de hace un par de años.
Los costes que no bajarán
Junto a esos costes que podrían caer en los próximos meses si la situación internacional lo permite, los productores señalan que hay otros que ya no tienen visos de volver atrás. Entre ellos, el responsable de Asaja, destaca los salariales (“un aumento del SMI del 56% por decreto ley”), los relacionados con la mejora de la sostenibilidad de las explotaciones a las que obliga el Pacto Verde Europeo y los que tienen que ver con la maquinaria y el mantenimiento.
“Una rueda de tractor valía 1.350 euros y hoy vale 1.800. Un poste ha pasado de 4 euros a 11. El coste de una alambrada en una explotación ganadera era de algo más de 6.000 euros por kilómetro y ahora está en 9.000. ¿Creen que eso va a bajar? Esas subidas han llegado para quedarse”.
Por eso desde COAG consideran también los precios no bajarán demasiado y defienden que, a pesar de las remuneraciones “más razonables” que han recibido en los últimos meses, estas no han sido suficientes para cubrir los costes del pasado año. Esa evolución de costes y precios llevó a los productores a registrar pérdidas de rentas superiores al 8%, según un estudio de la Coodinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos. “Posiblemente los precios que había no vuelvan, porque si lo hacen, con los costes de producción que siguen igual, si viene una temporada mala es inasumible”, valoraba su presidente, Miguel Padilla.
Además, todos esos problemas coyunturales para el sector agroalimentario provocados por la fuerte sequía, la crisis energética y la guerra podrían volver a complicarse próximamente si no se extiende de nuevo el acuerdo para la exportación de cereales desde tres puertos ucranianos, que finaliza el próximo 18 de marzo.
“España es una gran importadora de cereal. Antes del conflicto la cebada se pagaba a 175 euros por tonelada y se llegó a un pico de más de 380 euros. Ahora ya está a 290, pero si se vuelven a cortar las exportaciones los gastos crecerán de nuevo y empeorará una situación que aún es difícil”, pronostica Tomás Rojo Pacheco, responsable de las Cooperativas Agroalimentarias.
Inflación de costes y no de márgenes
Más allá de la exigencia, por parte de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), de aumentar la transparencia de la cadena alimentaria para lograr un reparto justo de los beneficios, la mayor parte de los responsables del sector está de acuerdo en que el sistema ha funcionado correctamente durante la actual crisis inflacionaria.
La industria y la distribución, por su parte, defienden que la cadena ha contribuido a contener los precios y aseguran que sus empresas todavía están sufriendo los costes energéticos y regulatorios a los que han tenido que hacer frente (entre estos, la entrada en vigor este año del impuesto al plástico de un solo uso, que tendrá un impacto en el sector de cerca de 700 millones de euros).
Ninguno de estos dos sectores, ni tampoco el Índice de Precios Industriales, apuntan a que se vaya a producir una pronta bajada de la inflación de los alimentos. Por eso han vuelto a reclamar al Gobierno que intensifique las dos medidas que ya se han puesto en marcha para atajar las subidas: la rebaja del IVA y el cheque de 200 euros para las familias vulnerables.
“Solicitamos que, de forma temporal y hasta que se logre controlar la situación, se ayude a las empresas con los costes energéticos y regulatorios, y que se amplíe la bajada del IVA a más productos de la cesta básica”, pedía el director general de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas, Mauricio de Quevedo.
Una ampliación de las rebajas fiscales, que comparten las asociaciones que representan al sector de la distribución, y que debería ser complementada, según el director general de ASEDAS, con la puesta en marcha de una protección más intensa de las familias menos favorecidas. “La situación es excepcional. Hay que poner en marcha algún instrumento de ayuda alimentaria para esas personas, para las que una subida de 300 euros al año en alimentación es muy importante. Hay ayuntamientos y comunidades autónomas que ya lo están haciendo muy bien”.
“La bajada del IVA va en la línea de lo que pedíamos, pero se ha quedado corta, no incluye productos que tiene mucho peso, como la carne y el pescado”, lamenta el responsable de AECOC, José María Bonmatí.
Estas medidas, confía el sector, deberían servir para frenar la caída del consumo que ya se está produciendo por la subida de los precios y que la consultora Nielssen ha cifrado en más de un 4% en los supermercados el pasado mes de enero, lo que supone el descenso mensual más abultado registrado nunca en gran consumo. Las caídas en las ventas de productos frescos estarían siendo aún mucho más abultadas, según los responsables de la distribución.
Las subidas en España, por debajo de la eurozona
El fuerte incremento de los precios de los alimentos no es algo que esté ocurriendo solo en España. Se trata de un fenómeno global y ahora está siendo la principal causa del aumento de la inflación en toda la eurozona. Aunque la tasa general descendió una décima el mes pasado hasta el 8,5%, Eurostat apunta a que se produjo un nuevo aumento del IPC de los alimentos.
En España, la inflación de los alimentos se ha venido situando por debajo de la media de sus socios europeos (en enero marcó el 15,4% frente al 16,3% de la zona euro y el 18% de la UE) y el mes pasado también impulsó de nuevo al alza la tasa general. El dato adelantado señala que el IPC repuntó dos décimas, hasta el 6,1%. Así, España habría perdido la consideración de ser el país con la inflación más baja de la zona euro, puesto que en febrero ocuparon Bélgica y Luxemburgo.