En pleno invierno, la época de mayor consumo de gas en Europa, el precio del gas ha vuelto por primera vez a los niveles previos a la guerra. Antes de que Rusia invadiera Ucrania el pasado 24 de febrero, la referencia europea (TTF) cotizaba en la zona de los 80 euros/MWh. Este lunes ha estado por debajo de ese precio durante prácticamente toda la jornada.
La temporada invernal está resultando mucho más tranquila de lo que se imaginaba este verano. A finales de agosto los precios europeos del gas rozaron los 340 euros/MWh, cuatro veces más que ahora. Rusia decidió terminar utilizando este combustible como arma de guerra y cortó sus exportaciones a Europa.
Las inusualmente cálidas temperaturas de este invierno en gran parte del noroeste de Europa han reducido la presión sobre este mercado clave para la economía y el sistema eléctrico. La subida del gas disparó las facturas de energía de los hogares europeos y ha alimentado con fuerza las subidas del IPC que hemos visto a lo largo de 2022.
Los niveles de cotización con los que arranca el gas el año 2023 quedan lejos del precio límite que estableció la Unión Europea: 180 euros/MWh. La UE acordó un mecanismo temporal para limitar los precios excesivos del gas, que entrará en vigor el próximo día 15 de febrero.
La situación de la economía China y la previsible menor demanda de los países asiáticos son otros de los factores que ayudan a contener los precios del gas.
Otro factor relevante que aporta cierta tranquilidad al mercado del gas es el nivel de reservas de la UE. Todos los países llenaron prácticamente a tope sus capacidades para hacer frente al invierno. ¿Qué ha pasado? Que se ha consumido mucho menos de lo normal. En España, Alemania y otros cuatro países europeos los niveles superan el 90% de capacidad del sistema.
Incluso en muchos de ellos las cifras del gestor del sistema apuntan a inyecciones de gas. Es decir, en la medida en la que queda un poco de hueco libre, se está tratando de cubrir con entradas de combustible.
No es el primer año que se llega a finales de diciembre con este nivel de llenado de reservas de gas, pero sí se trata de un porcentaje elevado respecto a la media. A finales de 2021 esos almacenes estaban a la mitad, resultado de la estrategia rusa para debilitar la respuesta europea ante su planeado ataque a Ucrania.
Otros años como entre 2016 y 2018 la media del almacenamiento a 31 de diciembre oscilaba entre el 60 y el 70%.
Cada vez parece más claro que Europa sorteará este primer invierno desconectada de los gasoductos rusos. La clave llegará el próximo año: ahí es donde todos los organismos apuntan que estará la dificultad. El reto será volver a rellenar las reservas sin contar con los envíos de Moscú. La pasada primavera estas conexiones todavía estaban operativas. Pero la arteria principal que nos unía --el gasoducto Nord Stream 1-- se cerró a finales de agosto.
Hay muchos factores que pueden incidir en el grado de dificultad del invierno 2023-2024: depende de con qué nivel de almacenamiento se llegue a primavera, de si el próximo verano hace mucho calor y se dispara la demanda de gas para generar electricidad --como vimos en 2022--, del aterrizaje de la economía china, la evolución del conflicto en Ucrania...
De momento, se impone cierta calma en este mercado del gas en el arranque de año.