De media un hogar puede llegar a consumir unos ocho kilovatios hora (KWh) diarios, por lo que las familias españolas habrían ahorrado unos 69 euros de media desde que se comenzó a aplicar el tope al gas para la generación de electricidad, según un informe elaborado por EsadeEcPol, el centro de investigación de política económica de Esade. En España podíamos disfrutar de esta medida desde el pasado 15 de junio, cuando se declaró la excepción ibérica.
Según sus estimaciones, sin el tope al gas los precios de la electricidad en los hogares que tienen una tarifa regulada en España habrían sido un 24% más caras a los que registró el país entre el 15 de junio y el 31 de agosto, por lo que la medida, según la institución, ha logrado "su objetivo central". Concretamente, los resultados de la estimación indican que, con "alta confianza", el precio medio de la electricidad para los consumidores del mercado regulado habría sido entre un 19% y un 30% más alto de no existir el tope, con un estimado puntual del 24,4%. Según detalla Esade, su modelo de cálculo permite "casi garantizar" que este descenso no se debe a otras causas ni a fenómenos aleatorios.
Además, el informe concluye que este ahorro conlleva un "coste importante" en el sentido de que desde la entrada en vigor de la medida, el consumo de gas para generar electricidad ha aumentado "notablemente", en concreto, en torno a unos 139 gigavatios hora (GWh) diarios para el conjunto del periodo. "Observamos también que este incremento se ha realizado a la vez que ha descendido el uso de otras tecnologías, especialmente la cogeneración y la hidroeléctrica. Eso sí, hay que tener en cuenta que el contexto de sequía pronunciada durante este verano que ha dificultado la producción hidroeléctrica impide atribuir esta caída a la nueva medida", añade el estudio.
A pesar de ello, los investigadores señalan que los datos obtenidos sugieren que el tope al gas puede reducir, "al menos cuando coincide con eventos adversos para tecnologías limpias", el incentivo para la transición hacia fuentes no contaminantes. "En particular, se produce el efecto contrario: un incentivo al consumo de gas, algo no deseable en el contexto europeo actual, que fija al mismo tiempo objetivos de ahorro a corto plazo y de descarbonización a largo", resalta el estudio.
Los investigadores también han recalcado que la aplicación del mecanismo ibérico ha impactado en las exportaciones de electricidad hacia Francia y Portugal, las cuales, según el estudio, "han aumentado considerablemente".
En ese sentido, la propia vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha reconocido en varias ocasiones que la situación del parque nuclear francés provoca que el país galo importe electricidad "al máximo" de los países vecinos, al tiempo que también ha recalcado que el 25% de la electricidad consumida en Portugal procede de España.
De hecho, Esade incide en que de mantenerse la tendencia observada a día de hoy, a finales de año las exportaciones de electricidad se duplicarán con respecto a las realizadas en 2021. El informe también subraya que el tope al gas, al margen de los ahorros logrados, tiene el riesgo de ser una "subvención a quienes no lo financian", en referencia a los consumidores franceses.
"Ambos acontecimientos se producen en un contexto de fallo de la nuclear, base de la oferta eléctrica francesa, lo que complica la interpretación de los datos. No obstante, sirve como ejemplo de lo que podría suceder con una medida similar a esta compensación aplicada en toda la UE y con las interconexiones de sus países miembros hacia el exterior: se podría producir una "fuga" del dinero invertido en forma de mayor consumo de electricidad basada en gas hacia países frontera que se beneficiarían de dicha inversión a coste cero", agrega el estudio.