En los años previos a la pandemia el teletrabajo mantenía una suave pero constante tendencia al alza en España. Pero con la irrupción de la COVID-19 y el confinamiento su incidencia se disparó.
A mediados de 2020 millones de españoles tuvieron que quedarse encerrados en casa, la mayoría sin poder trabajar al estar sus centros laborales cerrados por culpa del virus. Por su parte, algo más de tres millones podían desempeñar su jornada desde su domicilio. En aquellos momentos suponían el 16,2% de la fuerza laboral nacional, muy por encima del 4,9% que teletrabajaba más de la mitad de los días de su jornada en casa en el año 2019.
Por entonces se comentaba que el teletrabajo había llegado para quedarse, aunque dos años después esta expectativa sólo se ha cumplido a medias. Fábricas, negocios y oficinas han ido reabriendo sus puertas y muchos empleados han ido retornando a sus lugares habituales de trabajo.
El número de ocupados que teletrabaja se ha reducido un 53,4% respecto a las cifras del confinamiento. Son 1,41 millones de personas, lejos de los 3,01 millones de 2020, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística (INE).
En cambio, estos actuales 1,41 millones de ocupados que trabajan desde casa superan en un 47,7% a los 951.000 que lo hacían en 2019. En términos relativos, a mediados de 2022 el 6,9% de los ocupados trabaja desde casa más de la mitad de los días de su jornada, frente al 4,9% de 2019.
Si se observa la evolución del teletrabajo entre 2022 y 2020:
Los autónomos siempre han trabajado desde casa con más frecuencia que los asalariados ya que, en muchos casos, su residencia habitual coincide con su lugar de trabajo.
En lo peor de la pandemia el 21% de los trabajadores por cuenta propia trabajó en su casa. Ahora el porcentaje se ha reducido al 15%.
Por su parte, el 15% del total de los que trabajan por cuenta ajena lo hicieron desde su domicilio en plena pandemia. A mediados de 2022, apenas el 5%.
El teletrabajo ha cambiado la frecuencia de los hábitos laborales. Algunos aún no se han recuperado de los niveles anteriores a la entrada en escena de la COVID-19. Pero otros se han mantenido, e incluso incrementado con la vuelta física a la oficina.
En las grandes ciudades los atascos vuelven a estar a la orden del día. Y ello a pesar de que algunos indicadores muestran que todavía queda camino por recorrer para recuperar la movilidad normal previa a la pandemia.
La ocupación de las oficinas también difiere de los registros de 2019.
En el lado contrario, los aspectos relacionados con las nuevas tecnologías han acelerado sus tendencias al alza. Es el caso de la banca electrónica o del comercio minorista online, cuyas ventas en julio de este año han sido un 46% superiores a las del mismo mes de 2019.
El porcentaje de viviendas con conexión de banda ancha a internet se disparó cuatro puntos durante 2020 y el año pasado volvió a aumentar hasta rozar el 96%. En 2019 el 77% de los usuarios de internet lo usaban a diario. Ahora el porcentaje alcanza el 86%.
Cuando los datos estadísticos se ‘normalicen’ tras la enorme volatilidad sufrida estos años por la pandemia veremos cómo evoluciona el teletrabajo, y su impacto en los hábitos de las familias. Por lo visto hasta ahora, el trabajo desde casa sólo ha cuajado a medias.