La paradoja de la recuperación turística: impulsa el crecimiento, pero dispara la inflación

  • La fuerte demanda, tras dos años de restricciones, supera las previsiones y permite a los empresarios del sector subir los precios

  • Buena parte de las actividades relacionadas con el turismo subieron en agosto el doble que el IPC general

  • El Gobierno estima que este año se recuperará el 80% del PIB turístico, pero el sector eleva sus previsiones de recuperación por encima del 90%

La actividad turística deja dos noticias este verano, una buena y una mala. La primera es que, por fin, el sector que más acusó el golpe del covid y más tardó en volver a la normalidad, ha batido las previsiones más optimistas, firmando una temporada que ha llegado a superar, en determinadas actividades, los niveles de 2019.

La mala es que esa gran demanda ha permitido a las empresas turísticas subir los precios de forma importante, muy por encima de la tasa general de inflación que alcanzó en agosto el 10,5%.

“La temporada ha sido mejor de lo esperado, mes tras mes y ha sido así a pesar de la incertidumbre de la guerra y el aumento de los precios”, señalaba este miércoles la ministra de Turismo, Reyes Maroto, que apostaba por que el sector será uno de los que más contribuya a la recuperación de la economía.

Hoteles y paquetes turísticos, disparados

El pasado mes de agosto, en plena época vacacional, buena parte de las actividades monitorizadas por el INE relacionadas con el turismo registraron subidas interanuales de precios que doblaron el índice general del IPC.

Es el caso de los vuelos internacionales (21,4%), los paquetes turísticos internacionales (24,1%) y los hoteles (24,8%). En este último grupo el encarecimiento respecto al año anterior, a pesar de seguir en tasas muy elevadas, ha ido moderándose desde que en abril llegara a superar el 50%.

Aunque en comparativa mensual, el crecimiento fue leve en la mayoría de servicios, algunos productos como los paquetes turísticos nacionales subieron todavía más de un 13% respecto a los precios de julio.

Responsables del sector han explicado a lo largo de la temporada que el aumento de los se debe al incremento de los costes, fundamentalmente de la factura energética, y han advertido de que, a pesar de las buenas cifras de ventas, su cuenta de resultados no será tan exitosa por la menor rentabilidad. Aun así, expertos consideran que algunas empresas han podido aprovechar la necesidad de viajar de los ciudadanos este verano y su capacidad de gasto para recuperar los márgenes perdidos en dos años de restricciones a la movilidad.

Impacto en la inflación

El aumento de los precios relacionados con el turismo ha tenido un impacto importante en los últimos meses en la inflación subyacente, aquella que excluye los precios de la energía y los alimentos. Esta, que el mes pasado escaló hasta el 6,4%, es menos volátil, marca la tendencia de las presiones inflacionistas a medio plazo y las políticas monetarias.

El encarecimiento de las actividades de ocio, turismo y restauración es uno de los aspectos que, según el Banco de España, más ha contribuido al alza de la subyacente (junto con el efecto de los cuellos de botella, la rápida recuperación tras la pandemia y el equipamiento y conservación de la vivienda).

El impacto en la inflación de estos productos y servicios es, además, más importante en España que en el resto de la zona euro. Se debe a que en estas partidas los incrementos de los precios han sido mayores en nuestro país y a que tienen un mayor peso en la cesta de consumo.

Así, si el grupo «Ocio, restauración y turismo» explica explica 1,6 puntos porcentuales de la inflación general en España en julio de 2022, frente a 1 punto en la eurozona. Además, esta partida representa el 20% del gasto en consumo en España, mientras que en la zona euro supone un 16%.

Contribución a la recuperación del PIB

Con más pasajeros nacionales que antes de la pandemia, con ocupaciones por encima de las registradas hace tres veranos en muchos destinos y con el gasto por turista extranjero en cifras similares a las de entonces, la fuerte recuperación turística durante la temporada estival supone una buena noticia para un país que tiene esta industria (al menos hasta la pandemia) a su principal motor económico.

Aunque el Ejecutivo calculaba la pasada primavera que este año se recuperaría un 80% del PIB turístico registrado en el último verano previo a la crisis sanitaría, las grandes empresas del sector eran más optimistas y ya apuntaban a una recuperación superior al 90%. La buena evolución llevaba a Exceltur, (Alianza para la Excelencia Turística) a pronosticar en julio que el PIB turístico rozaría en este ejercicio el de 2019, superando los 150.000 millones de euros.

Aun así, y a pesar de esta fuerte recuperación turística, que sostendrá el crecimiento durante el tercer trimestre, el Banco de España asegura que ya se advierte una desaceleración de la actividad económica provocada por la inflación, la incertidumbre, la crisis energética o el aumento de los tipos de interés.

Todo esos condicionantes suponen nuevos nubarrones en el horizonte del sector, que trabaja ahora en mantener las cifras de ocupación en niveles elevados durante los meses de otoño para poder alcanzar las cifras esperadas en el año de la recuperación. De momento, las reservas de vuelos internacionales se han situado en septiembre en el 90% de las cifras prepandémicas, lo que supone, defiende el Gobierno, que la intensa actividad del turismo se mantiene.

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