España quema un 17% más de carbón por la crisis energética y rompe la tendencia descendente
España no es el único país que ha recurrido al 'comodín' del carbón para hacer frente a la situación: lo mismo ha ocurrido en Alemania, Reino Unido, Austria y Holanda
Además del precio del gas y la ola de calor, ha influido en este aumento del carbón la parada de las centrales de cogeneración desde mitad de junio
Es la única tecnología eléctrica que ha reducido su capacidad instalada en lo que va de año
La pasada madrugada del 15 de marzo arrancó de nuevo la central térmica de As Pontes. La planta ya acudió al socorro del sistema en noviembre del año pasado ante la "excepcional situación". La que fue la mayor planta eléctrica de carbón del país ha estado quemando combustible hasta que se le agotó el pasado mes de junio. Su cierre definitivo sigue en el aire. El Gobierno está esperando un informe técnico de Red Eléctrica (REE) sobre si hace falta o no plantearse la reapertura de As Pontes en el contexto actual.
La invasión de Ucrania y sus efectos en el mercado del gas y de electricidad ha forzado la vuelta al comodín del carbón. A pesar de que es una tecnología claramente en retirada en nuestro país --solo en 2020 se cerraron siete centrales-- en lo que va de año ha generado un 17% más de electricidad en nuestro país que en todo 2021. El incremento supone romper con la tendencia descendente de los últimos cuatro años. El carbón es el combustible fósil que más emisiones de CO2 emite.
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Esos casi 6.000 GWh de carbón que llevamos hasta el mes de septiembre suponen el 3% de la generación total frente al 2% que aportó al mix de España. En Alemania este efecto de la guerra es muchísimo más relevante: el carbón fue la principal fuente de energía eléctrica de este país aportando el 30% de todos los kilovatios en el primer semestre del año. Ya de partida había enormes diferencias entre ambos países.
Alemania, Reino Unido, Holanda o Austria se han replanteado el carbón para ahorrar gas y encarar la crisis. Es una solución relativamente fácil y rápida con una contrapartida: empeorar el cambio climático. El carbón emite el doble de CO2 que el gas para generar la misma cantidad de electricidad.
Los planes de la Europa líder en energías verdes han entrado en conflicto ante unos desorbitantes precios del gas. Los gobiernos han asumido como inevitable este paréntesis, "pero no hay que perder de vista el medio y largo plazo", argumentaba esta semana en un foro organizado por InfoLibre la vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera.
A pesar del repunte puntual observado, este año coincide también con la voladura de varias torres de este tipo de centrales térmicas: la de Andorra en Teruel y la de La Robla en León. Ambas plantas se desconectaron de la red en 2020 y su desmantelamiento ya no tiene marcha atrás. Algunos partidos políticos han criticado estas decisiones: no tiene sentido deshacerse de instalaciones que pueden generar electricidad y servir de respaldo al sistema en momentos de crisis como el actual. Sin embargo, son también las propias eléctricas las que quieren dejar atrás el carbón por varios motivos: no sale rentable (aunque ahora con estos precios quizá los números son otros) y no cuadra en absoluto con los planes verdes en los que se ha embarcado el sector.
El factor cogeneración
Una derivada de la propia crisis explica la mayor aportación de la térmica tradicional. El diseño del mecanismo de tope al gas introducido en la península ibérica el pasado 15 de junio provocó una caída inmediata de electricidad en las plantas de cogeneración asociadas a la industria. Este repentino agujero en el sistema coincidió con la ola de calor y la mayor demanda de kilovatios.
En agosto se produjo la paradoja que durante varios días el carbón generó más electricidad que estas pequeñas centrales más eficientes y menos contaminantes. El carbón, el gas natural y la fotovoltaica son las tres tecnologías que ya han superado los niveles de generación de todo 2021 en lo que llevamos de año.
Los cambios anunciados por el Gobierno respecto a la cogeneración es posible que reduzcan la aportación del carbón. Pero está por ver cómo reacciona el mercado ante la llegada del invierno, el momento más crítico de consumo de gas en Europa.
En la actualidad quedan solo cuatro centrales capaces de inyectar electricidad al sistema: dos en Asturias, una en Baleares a mitad capacidad y con limitación de horas de producción, y otra en Galicia (la de As Pontes), a la espera de que se decida si hace falta mantenerla como apoyo este próximo invierno.