Como dijo su tío Toni, la décima victoria en Roland Garros no le iba a cambiar la vida. De nueve a 10, solo hay un 10%. También eran las palabras de Rafa Nadal. Ya era leyenda antes de ganar la final de Roland Garros a Stanislas Wawrinka, pero ahora lo es más. Rafa Nadal conquistó su décimo Roland Garros y deja un récord de 10 Copas de Mosqueteros. Algo que casi escapa a la razón y que cuesta mucho imaginar que se pueda superar algún día porque nunca habrá otro Rafa Nadal.
El inicio del partido era para quitarse los nervios, soltar las piernas y los brazos. Nadal no pudo arrancar mejor, juego en blanco para decir “he venido a por el décimo”. El balear aseguró su servicio y metió en problemas al suizo. Wawrinka tuvo que salvar cuatro bolas de break en su segundo juego, pero en el tercero no resistió y perdió su saque.
Nadal puso la apisonadora a funcionar y le hizo cuatro juegos seguidos para cerrar el primer set. El balear empezó a entrar en la cabeza de Wawrinka, que poco a poco, se fue saliendo del partido. Desesperación e impotencia a partes iguales. No fue capaz de mantener su servicio al inicio de la segunda manga, y el rey de la tierra batida pisó el acelerador con un 3-0.
Wawrinka, desquiciado, intentó cambiar su juego, ser más agresivo en la pista y meter má derechas ganadoras. Pero daba igual. Nadal tenía entre ceja y ceja su décimo Roland Garros y el suizo tenía poco que hacer. Se daba golpes en la cabeza, se comía la bola y estampaba su raqueta contra el suelo por desesperación.
Rafa Nadal cerró el segundo set sin pasar apuros en ningún momento. Y comenzó el tercero con un break a favor. Wawrinka estaba en la pista central pero como si no. El vendaval Nadal arrasaba y destrozaba todo lo que se le ponía en el paso: derechas, revés, voleas, líneas. El décimo Roland Garros era una clase magistral de cómo jugar sobre tierra batida.
El suizo lo intentó en el tercer set, con 2-1, y break en contra, se resistió pero Nadal aguantó y terminó de hundir a Wawrinka. El español tocaba con la mano su décimo Roland Garros. Sin dar opción en su servicio, dio su décima exhibición en la final de París respondiendo con derechas cruzadas y paralelas al último empuje del suizo.
Rafa Nadal completó la gesta de las gestas. Más leyenda aún. De Rey de Roland Garros pasó a Dios de la tierra. El español ya tiene 10 Grand Slams de tierra y establece un récord que difícilmente será superado por alguien. El más grande de todos en la tierra.