La final de Roland Garros ha dejado, además de la gesta histórica del décimo título de Nadal, una imagen insólita. Hemos visto otras veces a tenistas enfadados, pero la cantidad de momentos que ha dejado la desesperación de Wawrinka ha sido insólita.
En el primer set, ha empezado quejándose de varios golpes. Hasta aquí normal. A pesar de que ha empezado fallando los primeros saques, Nadal enseguida se ha metido en el partido y con el primer ‘break’ ha llegado la apisonadora. Su superioridad le ha llevado a ganar la primera manga por 6-2.
Pero en el segundo set es cuando el suizo ha visto cómo sus nervios se iban destrozando poco a poco. Primero, ha mordido la bola tras uno de los mejores puntos de Nadal. Después, tras enviar una bola a la red se ha autogolpeado en la cabeza con la raqueta. Pero lo peor estaba aún por llegar. Enseguida, y tras otro fallo, ha cogido esa misma raqueta y la ha estampado contra el suelo, partiendo el arco. No contento con eso, ha seguido golpeándola contra su rodilla hasta destrozarla. Esto es lo que provoca en los nervios de un tenista enfrentarse a Nadal en na final de Roland Garros.