El Mirandés salió con mucha vida de San Sebastián después de caer en el primer asalto de semifinales por la mínima (2-1) y jugará en Anduva con muchas opciones de pelear por su primera final de Copa, mientras que los donostiarras desperdiciaron la oportunidad de dejar la eliminatoria vista para sentencia.
El cuadro rojillo, en semifinales por segunda vez en su historia, dio la cara en Donosti y lo hizo con una versión de mucho trabajo, mucha valentía y mucho atrevimiento. A los pupilos de Andoni Iraola no les impresionó ni el escenario, ni el rival, ni la presión que les añadió la historia.