La selección española femenina de balonmano se jugará este miércoles (23.00/Teledeporte) con la anfitriona Brasil su pase a las semifinales del Mundial, un éxito que igualaría lo realizado hace dos años en China.
Después de derrotar a Montenegro en los octavos, y asegurar su presencia en uno de los torneos Preolímpicos, principal objetivo del combinado nacional, ahora España tendrá un nuevo examen para ver su calidad competitiva ante la 'canarinha', un rival que está dando su mejor medida al amparo de su público y que aún no conoce la derrota.
Y es que las brasileñas están firmando un torneo inmaculado, con victorias de renombre como la conseguida ante Francia, actual subcampeona mundial, en la fase de grupos, y llegan a esta cita que da paso a la lucha por las medallas con poco gasto tras arrollar a Costa de Marfil (35-22).
La estadística dice que históricamente el combinado nacional es superior a las sudamericanas, después de haberlas derrotado en siete de diez enfrentamientos, sumando únicamente dos derrotas, pero su condición de anfitrión da ese plus de favoritismo a la 'canarinha', que en dos años puede pasar de ser decimoquinta a pelear por las medallas, algo que en el caso español ya sucedió en China, en el mejor momento de la 'Roja', cuarta en aquella ocasión.
"El equipo debe estar en tensión, con la tranquilidad de haber logrado el primer objetivo marcado, pero consciente que tenemos una gran oportunidad para hacer algo grande en este Mundial. Además, este equipo rinde mucho mejor cuando está en tensión competitiva. Si creemos que ya hemos cubierto el expediente, Brasil nos pasará por encima, y todos debemos reflexionar sobre la oportunidad que tenemos de entrar en la lucha por las medallas", advierte Jorge Dueñas, en declaraciones facilitadas por la RFEBM.
El técnico recalca que su rival es "durísima en defensa, quizá en exceso", faceta que demostraron a las francesas a las que dejaron en 22 tantos, y pone énfasis en frenar a la primera línea que forman la lateral Amorín, "una fuerza de la naturaleza", y la central Ana Paula, "una jugona". Además, España deberá controlar las pérdidas para evitar que las "rapidísimas" extremos rivales puedan hacer mucho daño.
"No sé si saldremos en 5-1 o en un 6-0 más profundo sobre Amorín, pero lo que si tenemos claro es que su potencial en el centro es unos de los aspectos que debemos combatir. Luego, en ataque, nuestro objetivo es no entrar en la guerra de faltas, porque eso nos frenará nuestro ritmo y puede condicionarnos. Si conseguimos imponer nuestro juego tendremos mucho ganado", prosigue en su análisis el seleccionador.
Esto podría provocar que la selección española mandase en el electrónico, algo que, de suceder en los minutos decisivos, podría imponer mucha presión a las anfitrionas. Para ello, la dirección y la aportación de Marta Mangué debe ser clave, lo mismo que la defensa, muy entonada ante las montenegrinas, lo que permitió el lucimiento de una Silvia Navarro deseosa de firmar otra actuación memorable como la del domingo con casi 30 paradas.