En el Boris Paichadze Dinamo Arena de la capital georgiana, el Barça consolidó con nervios su reinado europeo con esta Supercopa, y de camino hacia el que sería el segundo 'sextete' en la historia del club catalán. Los pupilos de Luis Enrique refrendaron así su excelente primavera, cuando ganaron Liga BBVA, Copa del Rey y Liga de Campeones, conquistando en esta ocasión su primer título oficial veraniego.
Lo hizo con un gol decisivo del cuestionado Pedro Rodríguez, inmerso en dudas sobre su futuro por una posible marcha al Manchester United. Y todo ello ante un rival con varios problemas en defensa pero con su técnico, Unai Emery, reinventando por enésima vez la ilusión de un Sevilla que ya sorprendió a los culés hace nueve años. En aquella edición de 2006, el conjunto andaluz entrenado por Juande Ramos venció 3-0 en el Luis II de Mónaco al Barça, dirigido por el neerlandés Frank Rijkaard y con el brasileño Ronaldinho de principal figura.
Con el pasado como horizonte, los sevillistas querían hacer buena la teoría del eterno retorno en su versión futbolística. Pero en la alineación titular de Emery no se encontraban filósofos como Friedrich Nietzsche, sino once jugadores dispuestos a competir, a aprovechar la ausencia del brasileño Neymar Jr y además espoleados por un frenético comienzo de partido.
Porque el vigente campeón de la Europa League empezó asustando al ganador de la última 'Champions League', filtrando en la frontal del área culé un pase para José Antonio Reyes; el atacante utrerano fue trabado en falta por Javier Mascherano, con el árbitro escocés William Collum cortando la ley de la ventaja que Vitolo había malgastado delante de Ter Stegen en el balón dividido.
Sin embargo, no muchos recordarán eso debido a la posterior ejecución de la falta. Fue el centrocampista argentino Éver Banega el encargado de disparar, superando con sutileza a la barrera azulgrana y convirtiendo el 0-1 mientras el portero del Barça hacía la 'estatua', con apariencia de obnubilado por tal inicio de final. Poco duró la alegría andaluza, pues a renglón seguido apareció en escena Messi para neutralizar dicho gol e imitando además a su compatriota. El delantero culé otorgó una nueva definición a aquello en lo que Ter Stegen había pecado, ya que Messi sí obnubiló a los aficionados del Barça con otra falta al borde del área rival.
Beto no hizo la 'estatua', pero su inútil estirada se transformó en testigo del disparo a tenor de la bonita trayectoria que el lanzamiento dibujaba en el aire. La pelota entró por la escuadra y devolvió la igualdad (1-1, min.7). Con la batalla apenas empezada, ambos equipos ya exhibían virtudes a balón parado. Aunque, el encuentro no se decidiría con la pelota quieta sino gracias a la movilidad de cada delantera. Ahí el Barça contaba con cierta ventaja atendiendo al currículum de su curso 2014-15, pero cada temporada es un cuento diferente y las credenciales debían ponerse de nuevo sobre la mesa.
Messi parecía evitar esa coyuntura al cuarto de hora, con su segundo tanto de falta directa. Desde casi 35 metros, y perfilado mejor para un diestro que para un zurdo, el atacante argentino conectó un potente tiro que traspasó a media altura la puerta de Beto. Era el 2-1 y el club catalán encauzaba el duelo sacudiéndose el sobresalto del minuto 3.
El Barça cogió las riendas de la final y optó por sobar la pelota como tanto ha acostumbrado este 2015. Las ocasiones de peligro llegaron casi por inercia, con un Sevilla resguardado atrás y cediendo terreno poco a poco. Pese a que los hispalenses se asomaron al feudo de Ter Stegen, Dani Alves solventó la papeleta despejando un balón suelto casi sobre la línea de gol.
Suárez instaura diferencias
Pasada la alarma, los catalanes cobraron mayor ventaja con el 3-1 merodeando ya el descanso. Tras un pase muy, muy largo de Rakitic desde su propio campo, Luis Suárez se plantó solo a la carrera delante de Beto. El uruguayo falló el mano a mano, pero recuperó su propio rechace y dio un eficaz a Rafinha, quien venía en tromba para remachar raso y establecer más distancia en favor del conjunto azulgrana.
Todavía con el 'shock', el Sevilla no se recompuso a la vuelta de los vestuarios. Los de Emery encajaron el 4-1 (min.52), después de un error en la salida del juego trasero; Trémoulinas le regaló involuntariamente una asistencia a Iniesta, que pasó a Luis Suárez par que éste ajusticiara en soledad a Beto. Cuando peor pintaban las cosas, Reyes se desperezó y logró con su 4-2 (min.57) que el drama aún no se instalase entre los sevillistas.
El de Utrera convirtió en gol un centro medido de Vitolo desde el costado izquierdo, cruzando la pelota por el área culé y con un Reyes desmarcado para batir por segunda vez a Ter Stegen. Era el génesis de la heroica hispalense, la aplicación balompédica de aquel eterno retorno de Nietzsche. La filosofía del Sevilla mostró entonces su interpretación más práctica y ferviente. Rafinha bien pudo desvanecer la gesta de sus adversarios con un par de ocasiones peligrosas, una de ellas estrellando un cabezazo al travesaño tras un córner.
Vitolo cree en la prórroga
Vitolo no se amedrentó y volvió a acaparar protagonismo, yendo a rematar un centro desde la banda izquierda y ganándole la espalda al central francés Mathieu; el galo lo agarró, cometiendo un claro penalti y del cual se benefició Gameiro para acortar la desventaja. Quedaban 20 minutos y el Sevilla creía por completo en escribir una nueva página de oro en su historia europea.
Yevhen Konoplyanka, que había sustituido a un enfadado Reyes, se erigió en provisional héroe de la noche. Un enorme fallo de Marc Bartra en el marcaje a Immobile propició que el nuevo fichaje sevillista regalase el 4-4 (min.80) al goleador ucraniano. Su tanto a placer, tras un buen desmarque a la espalda de la defensa, llevaba el partido a la prórroga. Ahí pesó el cansancio en las piernas y no se gozó de oportunidades brillantes.
El lustre correspondió finalmente a Pedro, que fue el auténtico profeta para un Barça que casi lo tiene descartado para su plantilla y que en cambio se encomendó a él para la gloria. En la recta final, una falta directa de Messi golpeó en la barrera y el argentino volvió a disparar; Beto le realizó una gran parada a ras de suelo, pero Pedro 'enganchó' el rechace para anotar el quinto gol culé y repetir su proeza de 2009 ante el Shakhtar Donetsk.
FC BARCELONA: Ter Stegen; Alves, Piqué, Mascherano (Pedro, min.93), Mathieu; Rakitic, Busquets, Rafinha (Bartra, min.77); Iniesta (Sergi Roberto, min.63), Messi y Suárez.
SEVILLA FC: Beto; Coke, Rami, Krychowiak, Trémoulinas; Banega, Iborra (Mariano, min.79), Reyes (Konoplyanka, min.68), Krohn-Dehli; Vitolo y Gameiro (Immobile, min.79).
--GOLES.
0-1, min. 3, Banega.
1-1, min. 7, Messi.
2-1, min.15, Messi.
3-1, min.43, Rafinha.
4-1, min.52, Suárez.
4-2, min.57, Reyes.
4-3, min.71, Gameiro (p).
4-4, min.80, Konoplyanka.
5-4, min.114, Pedro.
--ÁRBITRO: William Collum (ESC). Amonestó a Pedro (min.94), Busquets (min.117) y Alves (min.119) por parte del FC Barcelona; y a Krychowiak (min.14), Coke (min.87), Banega (min.90+2), Immobile (min.92) y Krohn-Dehli (min.119) en el Sevilla FC.
--ESTADIO: Boris Paichadze Dinamo Arena de Tiflis (Georgia).