David Llorente, piragüista en Tokio: “En marzo vi peligrar los Juegos por una meningitis linfocitaria”
El palista segoviano cuenta a NIUS sus inicios en el deporte: "Al principio no fue fácil porque había que entrenar mucho y yo era muy malo"
Durante dos semanas ha estado alojado en un hotel, con estrictas medidas para evitar contagios: "Solo podíamos salir para entrenar"
Afronta con ánimos las clasificatorias de este miércoles, aunque reconoce que ya ha cumplido su sueño: "Esto ya es un premio"
Ilusión, ganas, pero sobre todo mucho trabajo y esfuerzo, es lo que han llevado a David Llorente, de 24 años, de practicar piragüismo por simple diversión en Palazuelos de Eresma, un pequeño pueblo de Segovia, sin tradición en este deporte, a competir en los Juegos Olímpicos de Tokio. Este miércoles disputa las clasificatorias en la prueba de K1, un día que el pasado mes de marzo temió que no llegara: "Me detectaron meningitis linfocitaria. Nunca había estado tan mal en mi vida".
Aunque David practicó fútbol, natación, kárate y atletismo de pequeño, ninguno de estos deportes logró cautivarle como sí lo hizo después el piragüismo. Aunque reconoce que, cuando comenzó a practicar este deporte con 12 años en un cursillo de verano, "tampoco me volvía loco" e incluso le daba "un poco de miedo el agua", probarlo dos años después, junto a palistas profesionales, "le encantó": "Le dije a mi padre que eso era mejor que el parque de aventuras".
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La adrenalina que sentía mientras aprendía a controlar la piragua por el río, que en ese momento, reconoce, "me llevaba por donde quería", le enganchó al piragüismo. Pero el camino no fue fácil. David entrenaba en aguas del río Eresma, "un riachuelo muy pequeño, que solo tiene agua un mes y medio durante todo el año" y eran sus padres los que le llevaban a las competiciones. "Veía a la gente súper buena y yo quería mejorar y estar ahí también".
Al principio no fue fácil porque había que entrenar mucho y yo era muy malo
Fue entonces cuando se planteó profesionalizar más su afición por el piragüismo. "Me enteré que en La Seu d'Urgell, en Lleida, había un canal muy bueno y con 15 años mi sueño era ir allí a entrenar con los mejores y a ver hasta dónde podía llegar en controlar la piragua". Sueño cumplido -el primero de la lista- porque, un año después, dejó todo en su ciudad natal y se marchó a Cataluña a por una "nueva aventura".
"Al principio no fue fácil porque había que entrenar mucho y yo era muy malo. Pero poquito a poco, con las ganas e ilusión que tenía y mucho trabajo conseguí ir teniendo resultados", comenta.
Vivir del piragüismo, algo temporal
Ambicioso desde niño, Llorente recuerda que "de pequeño le dije a mi madre: ‘Yo de mayor quiero ser piragüista, quiero vivir del piragüismo", cuenta, "algo imposible de imaginar en ese momento porque había dos en toda España que podían hacerlo". Con el paso de los años, asegura, orgulloso, que ha podido cumplir con este, casi utópico, sueño.
David es graduado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y estudia ahora Ingeniería Informática: "Después de esto necesito una vida nueva"
Su ambición y pasión por el piragüismo no han impedido, no obstante, que este segoviano mantenga los pies en el suelo. Los entrenamientos en La Seu d'Urgell los compaginaba con sus estudios de Bachillerato, primero, y con su formación universitaria a distancia, después. David es ya graduado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, y se encuentra ahora a medio camino de terminar Ingeniería Informática.
"Gracias al piragüismo, al menos ahora, puedo vivir, probablemente no para siempre, pero al menos me permite hacer mi actividad deportiva a la vez que también me formo en estudios. Siempre lo he visto muy importante porque si no es mucha presión dedicada solo al piragüismo. Después de esto necesito una vida nueva porque cuando se acabe no tendré nada si no", cuenta.
Una meningitis linfocitaria hizo peligrar su participación en los Juegos
A pesar del sacrificio, David Llorente cuenta, a sus solos 24 años, con un importante palmarés: es subcampeón del mundo en K1 individual en la La Seu d'Urgell en 2019 y campeón del mundo por equipos en el mismo año y competición.
Victorias que le acercaron en 2019 a lo máximo a lo que puede aspirar cualquier deportista, competir en unas Olimpiadas. "En mi deporte, lo difícil es clasificarse para ir a los Juegos porque al Mundial y al Europeo podemos competir tres de cada país pero en las Olimpiadas está limitado a uno por país. Entonces, la dificultad es mayor, sobre todo en un país como España, que tiene bastante nivel", comenta.
Me detectaron esa meningitis linfocitaria, nunca había estado tan mal en mi vida. En ese momento vi peligrar los Juegos
En este proceso de selección, explica, tuvo que 'competir' contra sus dos compañeros del equipo nacional: Joan Crespo y Samuel Hernanz. "En las distintas competiciones internacionales había una serie de puntos y yo, en toda la temporada, conseguí hacerlo mejor", afirma. Además, Llorente ganó la plata en el Mundial, frente al bronce de Crespo, lo que le colocó como representante español en la prueba K1 de eslalon.
Sin embargo, Llorente estuvo a punto de ver truncado su sueño. El pasado mes de marzo le detectaron meningitis linfocitaria, una fuerte inflamación de las meninges por la que tuvo que ser ingresado. "A las dos semanas de volver de entrenar en las islas Reunión me puse muy muy malo. Nunca había estado tan mal en mi vida. Estuve dos semanas en un hospital sin casi poder moverme, con muchísimo dolor de cabeza", cuenta.
"En ese momento vi peligrar los Juegos porque una meningitis es algo chungo, nunca sabes como el cuerpo te va a reaccionar ni si te va a quedar alguna secuela", añade. Una pesadilla con final feliz ya que, poco a poco, David consiguió recuperarse y al mes ya estaba compitiendo en el Campeonato de Europa. "Fue un bache pero me hizo más fuerte y lo puedo contar ahora con una sonrisa", añade.
Unos Juegos marcados por la pandemia
La aventura olímpica del segoviano en Tokio comenzó el 3 de julio. Debido a la pandemia, el equipo de palistas no había podido viajar durante todo el año hasta el país, como estaba previsto, para entrenar y conocer el lugar, por lo que decidieron volar antes que el resto de la delegación olímpica. Durante cuatro días entrenaron en la ciudad de Oshu, para aclimatarse a la zona, y después, durante casi dos semanas, en capital nipona, alojados en un hotel.
"En el hotel estábamos casi como de cuarentena, con muchas restricciones. Solo podíamos salir para entrenar y para comer en distintos turnos, no nos podíamos relacionar con nadie e íbamos a entrenar en el mismo autobús siempre los mismos", cuenta. "Éramos un grupo reducido de palistas y la federación no se quería arriesgar a que hubiera un positivo", afirma comprensivo.
Antes de viajar a Japón tuvieron que realizarse tres pruebas PCR: dos 72 horas antes de volar y una en el aeropuerto al llegar a Tokio. "Desde que hemos llegado, cada día tenemos que hacernos un test de antígenos de saliva. Cuando nos despertamos escupimos en un botecito y eso lo analizan cada día", explica el segoviano.
El 19 de julio ya pudieron entrar, junto al resto de la delegación española, en la mítica Villa Olímpica, donde las restricciones son un poco más flexibles. "Seguimos con los test, mascarillas, guantes...pero, por ejemplo, no tenemos horarios para ir a comer y puedes ir a darte un paseo con quien quieras, siguiendo las normas de seguridad por supuesto", explica. "Yo creo que tiene que ser la responsabilidad de cada uno y no veo que nadie se las salte, al menos en lo que yo haya visto", añade.
Desde que hemos llegado, cada día tenemos que hacernos un test de antígenos de saliva, hay muchas restricciones
El repunte de casos en Tokio provocó que las autoridades del país decidieran celebrar los JJ. OO sin público, ni siquiera de origen local. La capital, en estado de emergencia hasta el 22 de agosto, está anotando cifras récord de contagios en los últimos días, debido a la variante delta y una lenta campaña de vacunación. Tan solo un 25,5 % de la población japonesa ha recibido las dos dosis de la vacuna contra la covid.
"No podemos tener contacto con nadie que no sea de la organización de Tokio y por supuesto nadie local o cualquier persona del público y bueno, al final hay que respetarlo porque Japón no quiere que los Juegos sean un problema en cuanto a la propagación del virus, entonces si nos mantenemos al margen no habrá problemas de ese tipo", explica David.
Un minuto y medio decidirán su pase a semifinales este miércoles
Este miércoles, a partir de las 06:50 -hora española-, David Llorente se juega su continuidad en los Juegos Olímpicos en las clasificatorias de eslalon K-1, categoría en la que la española Maialen Chourraut ha logrado la plata este mismo martes.
Un minuto y medio definirán que el palista pase a semifinales, en una prueba muy variable, que consiste en pasar, en el menor tiempo posible, una serie de puertas de color verde -a favor de la corriente- y de color rojo -en contra de la corriente-, sin penalizaciones. Tocar una de las puertas son dos segundos de penalización y no pasar entre esos dos palos, 50 segundos. Un total de 20 palistas pasarán a las semifinales y tan solo 10 a la final, celebradas ambas el día 30.
Me encantaría poder estar luchando en la final y, una vez allí, dar mi mejor nivel
Pese a que David Llorente ganó el oro en el test olímpico celebrado hace dos años para testar las instalaciones, no se confía y ve difícil hacer cualquier pronóstico sobre lo que sucederá este miércoles: "Ahora es todo distinto, incluso de una bajada a otra, puede cambiar un montón. Es un deporte en el que estamos en el río, el agua está en continuo movimiento. A la mínima que te despistas un poquito o que el agua no te lleva como tu querías, tocas un poquito la puerta y te vas".
"Hay que estar ahí concentrado y estar presente, disfrutar del momento. Al final he entrenado mucho y espero que salga, pero no tengo expectativas porque es muy difícil. Lo que sí que me encantaría es poder estar luchando en esa final y, una vez allí, dar mi mejor nivel y ver hasta dónde puedo llegar", añade, animado y positivo.
Un sueño cumplido y una familia orgullosa
Pase o no a semifinales, para David Llorente el sueño está ya cumplido. "El estar aquí, en una Villa Olímpica, en contacto con deportistas de todo el mundo y de todos los deportes, los mejores encima de ellos, para mí es un sueño. Estoy encantado", asegura.
Una alegría y una ilusión que contagia a su familia y amigos. "Saben que he cumplido un sueño y entonces son todo ánimos y están súper orgullosos, la verdad es que me transmiten mucha tranquilidad, saben que esto ya es un premio", cuenta. Una energía que se extiende a su ciudad natal: "La gente en Segovia está súper emocionada. Recibo un montón de mensajes de apoyo y la verdad es que mola mucho ver que gente que te conoce, incluso que no te conoce, se emociona con tu participación".
"Estoy disfrutando mucho, el haber salido hace unos años de Segovia y del río donde estaba, haber ido subiendo poquito a poquito en la Seu, y ahora estar en unos Juegos, pues mira, para mí es la leche". No obstante, no esconde su vena competitiva: "Está claro que no me conformo con eso y que me gustaría al menos estar a un buen nivel en estos Juegos". Deseamos, David, que así sea.