Tras vencer al Alavés en la final de la Copa del Rey, los jugadores del Barça celebraron junto a sus familias el título sobre el césped. Uno de los momentos más tiernos de la noche lo protagonizó el hijo de Neymar, que pese al ruido de los aficionados que celebraban el nuevo título, no pudo aguantar más y se quedó dormido en los brazos de su padre.