España no aguantó mucho con el partido igualado. Al minuto siguiente al empate de Rusia, el árbitro volvió a pitar un penalti en el área de los anfitriones. Sergio Ramos se cayó al suelo, y el propio capitán de La Roja convirtió el tercero para España. Ramos engañó al portero y lo dejó clavado haciendo la estatua.