Real Madrid y Atlético de Madrid no pasaron del empate sin goles en el primer derbi de la historia en el Wanda Metropolitano, dejando al Barça como gran beneficiado, que estira su liderato a los diez puntos de ventaja sobre colchoneros y merengues.
Combate nulo en el Metropolitano. No hubo forma de cambiar el resultado inicial en un derbi capitalino con mucha tensión y poco fútbol, fiel reflejo del momento que atraviesan ambos equipos. El Atlético, sin chispa, mereció más al comienzo; el Madrid -que perdió a Ramos por lesión en la nariz antes del descanso- tampoco tuvo su mejor día ante el vecino.
Un empate que no viene bien a ninguno de los dos y que deja al Barça con una decena de puntos de renta cuando apenas se ha disputado un tercio del campeonato. La ventaja es prácticamente insalvable para atléticos y merengues, y algo más cercana para un Valencia que no quiere ser el convidado de piedra en esta Liga.
Y eso que el Atleti salió a morder. Los de Simeone tuvieron la primera ocasión bien pronto, a los tres minutos. Una indecisión de Marcelo y un regalo de Varane habilitaron a Correa en el mano a mano frente a Casilla. El argentino, con todo a favor, la tiró fuera, pero el Atlético no se vino abajo y gozó de buenos minutos en la primera parte del acto inicial.
Al tiro de Correa le siguió un disparo lejano de Gabi. El capitán colchonero, como todo el equipo, hizo suya la consigna de terminar las jugadas y no dejar al Madrid aprovechar su velocidad a la contra. De hecho, los blancos no tiraron a puerta hasta el minuto 31 en una acción de Kroos, que aprovechó un excepcional jugada de Isco Alarcón.
El malagueño fue el mejor de un Madrid que creció con el paso de los minutos. Por sus botas pasó todo el fútbol de los merengues, ejerciendo de desatascador cuando más compacto se hacía el Atleti. Los de Zidane, con más balón con el paso de los minutos, tuvieron otra clara ocasión con un cabezazo de Sergio Ramos que se fue por poco.
El capitán del Real Madrid chocó con Lucas Hernández y terminó sangrando en una acción muy protestada por los visitantes, que reclamaron penalti a diez minutos del descanso. El fuerte golpe le valió el cambio al camero, que tuvo que ser sustituido por Nacho al descanso.
En el segundo acto, cambiaron los papeles y fue el Madrid quien llevó el peso desde los primeros minutos. Los de Zidane, sin embargo, no encontraron la rendija que deshiciese la pareja formada por Savic y Godín y no fue hasta el despertar de Modric cuando los visitantes se hicieron con la manija del partido.
Pero tampoco cambió el decorado, dejando una ocasión para cada equipo en el tramo final del choque. Primero fue Gameiro, tras recibir un pase de Torres -ambos entraron para dar refresco a un apagado Griezmann y a Correa- y fue Varane quien la sacó bajo palos. A dos del final, Cristiano desaprovechó un balón en el costado derecho. Oblak la mandó a córner.
Ahí murió un derbi que no pasará a la historia por su fútbol, pero sí por suponer el estreno del Wanda ante el eterno rival. Y también porque este empate significa una alfombra roja para el FC Barcelona, que -pese a estar en noviembre- tiene la Liga más cerca de lo que hubiera imaginado el pasado agosto.