El Atlético no tenía margen de error ante el Qarabag. Antes de mirar a otros marcadores para saber sus opciones de estar en octavos de la Champions, el equipo rojiblanco tenía que ganar en el Metropolitano. Y así salieron los de Simeone. Intensidad, presión y agobiando la portería del Qarabag.
No duró mucho este ritmo y a la media hora de encuentro, el Qarabag tenía la misma posesión que el Atlético. Los rojiblancos perdieron el balón y solo crearon peligro con robos de balón arriba. Hasta que Oblak tuvo que sacar el balón de la red rojiblanca. El Qarabag se adelantó con un cabezazo de Míchel en un córner. Otra vez a balón parado esta temporada. El Atlético vivía su particular película de terror en la noche de Halloween.
Tras el descanso, siguieron las imprecisiones y los fallos de los jugadores del Atlético. El equipo rojiblanco estaba derrumbándose, la peor versión de la era Simeone. Y en ese momento apareció Thomas. Griezmann dejó atrás un balón y el centrocampista colocó el balón casi en la escuadra para igualar el duelo en el Metropolitano. La grada se vino arriba y empujó a los suyos.
El golazo de Thomas enciende al Metropolitano
Más aún con la expulsión de Pedro Henrique. El que estaba siendo el mejor del Qarabag elevó la pierna a la altura de la cabeza e impactó en la cara de Godín. Aytekin no se lo pensó y le mandó al vestuario aunque el jugador del Qarabag no quería golpear al uruguayo porque la patada fue brutal.
Simeone movió el banquillo y dio entrada a Fernando Torres por Gameiro. El Metropolitano le mostró su descontento al delantero francés y le despidió con algunos pitos. Antes, Gaitán había entrado por Thomas. El Atlético había vuelto a ser dueño de la pelota y del encuentro, y el segundo tanto parecía que podía caer en cualquier momento.
Pero se resistió, el tanto no llegaba y las prisas se apoderaron del Metropolitano y de los jugadores del Atlético. Savic vio la segunda amarilla por una entrada innecesaria. Los rojiblancos necesitaban que la épica del Calderón apareciera en el Metropolitano. Godín se puso de nueve pero no sirvió. La pesadilla se consumó en la noche de Halloween.
El Atlético ahora lo tiene crudo para meterse en los octavos de final de la Champions. En las dos jornadas que faltan de la fase de grupos, los rojiblancos necesitan que Chelsea o Roma no ganen al Qarabag y los de Simeone sumar los seis puntos ante ingleses e italianos. La carambola es difícil, pero no imposible. El Atlético está tocado, y mucho, pero no muerto en la noche de Halloween.