La foto de una radiografía muestra el trágico estado en el que ha quedado la mano de un joven después de que le explotara en la mano unos fuegos artificiales.
La imagen fue publicada en la Figura 1, un sitio web donde médicos de todo el mundo comparten imágenes médicas y analizan las opiniones de sus compañeros. La foto fue subida por un pediatra con base en Norteamérica, que trató al paciente.
Según explica el doctor, el chico sufrió lesiones que le cambiaron la vida, perdiendo su pulgar, índice y dedos del medio en la explosión.
"Esta es una lesión devastadora, ya que significa la pérdida de lo que se conoce como el agarre de pinza, ser capaz de sostener objetos entre el pulgar y los dedos", explica Joe Mulligan, jefe de educación en primeros auxilios de la Cruz Roja.
Lo único positivo de toda esta historia es que, según explica el propio doctor, la mano afectada no es la dominante por lo que la calidad de vida del paciente se va ver afectada, pero menos de lo podía haber sido.
El Sr. Mulligan explica que el adolescente habría sufrido una hemorragia grave. "En casos como este, debe limpiar algo, como un trozo de tela, y aplicar presión sobre el área dañada para detener el sangrado.
"También es vital tratar de preservar las partes, en este caso los dedos", agrega. "Si es posible rescatar un dedo, envuélvalo en un paño limpio y colóquelo en una bolsa de plástico o film transparente y luego en una bolsa o cubo de hielo picado. Debe evitar que el dígito entre en contacto directo con el hielo, o causará una quemadura de hielo", aconseja.
El sanitario advierte de la peligrosidad de los fuegos artificiales pero también las bengalas a menudo son vistas como inofensivas, pero arden a temperaturas feroces, equivalentes a una antorcha de soldadura, ha advertido la Sociedad Real para la Prevención de Accidentes (ROSPA).
El doctor recomienda que todos los que manejan bengalas usen guantes y que las bengalas se mantengan a la distancia de un brazo mientras están encendidas y nunca se les dé a las personas menores de cinco años.
das y nunca se les dé a las personas menores de cinco años.