Los alumnos, profesores y las familias están en un mar de dudas y con muchos nervios. La vuelta al cole de este año se presenta especialmente difícil y todavía no hay garantías para saber cómo será ese regreso a las aulas. Se sabe que en la nueva normalidad muchas cosas han cambiado, pero a la hora de que se abran las puertas de los colegios e institutos (en escasas dos semanas) parece que los territorios autonómicos todavía no tienen muy claros los planes a concretar en este contexto de pandemia.
En la mente de todos está lo que pasará cuando todos los estudiantes entren a la misma hora, cómo será el aforo de las clases o si habrá finalmente comedor o actividades extraescolares. La intención es que "el curso escolar se inicie con normalidad y seguridad", tal como ha marcado el presidente Pedro Sánchez, sin embargo, resulta difícil hablar de normalidad cuando todo lo que está pasando este año es diferente.
Por lo pronto, la vuelta a los colegios de la Comunidad de Madrid será presencial por completo en Infantil, Primaria, primero y segundo de la ESO y Educación Especial, mientras que en tercero, cuarto de la ESO, Bachillerato, Formación Profesional y Educación para Adultos se seguirá un modelo semipresencial. Con esas medidas, la contratación de cerca de 11.000 profesores y la obligatoriedad del uso de mascarillas para todos los mayores de 6 años, así como la asistencia en días alternos o en distintas franjas horarias se busca dar tranquilidad. Pero, ¿ese propósito se ha conseguido?
Desde las Comunidades Autónomas apuntan al retorno escalonado, a la semipresencialidad equipando con cámaras las aulas, a la utilización de calzado exclusivo, grupos de convivencia y test preventivos como factores claves, pero desde los mismos centros educativos no ven todo eso como suficiente.
Uno de los problemas que remarcan desde el colegio de las Salesianas de Rota en Cádiz es que los planes de protocolo COVID incluyen cuestiones sanitarias y durante este tiempo "no se ha preparado a los profesores para que adquieran esos conocimientos", tal como explica José Antonio Lucero, profesor de Geografía e Historia de Secundaria y miembro del equipo directivo. "Se ha dejado en manos de profesores la elaboración de unos planes que incluyen cuestiones de salud sin que nadie haya asesorado a los centros".
Esa sería una de sus quejas, pero no es la única ni mucho menos. Para este docente todas las propuestas que se están lanzando al aire a finales de agosto no atajan el verdadero problema: clases presenciales sí, pero mucho más reducidas de lo que se vienen dando y eso implica un aumento en la plantilla de los profesores y también de otros espacios. "De eso a estas alturas todavía no se está hablando" y añade que para que esas medidas se pudieran poner en marcha "habría que tener respuesta institucional, tanto del Gobierno Central como de las Autonomías que no se ha tenido hasta ahora".
Hace un mes, la profesora y usuaria de Twitter Maestra Enfurecida (@Maestra_enfu), cansada de no tener noticias, inició una campaña dirigida al Ministerio de Educación para pedir una vuelta segura a los colegios e institutos. Lo que empezó siendo una acción protesta a título personal lleva ya 230.000 firmas de apoyo procedentes de toda España en Change.org. Son las voces de otros profesores, padres y alumnos. Todos ellos comparten su misma preocupación.
"Los profesores y trabajadores de los centros escolares que hemos tenido acceso a los protocolos anti-COVID que se están manejando para la vuelta al cole este septiembre estamos preocupados. Lo único que se va exigir a las escuelas es que usen mascarillas y gel hidroalcohólico, pero todo lo demás va a seguir exactamente igual", se lamenta.
Este año le toca tener a alumnos de sexto de Primaria y sabe muy bien lo que es meterse en una clase con 25 de ellos. En ese ambiente que, a veces, está tan cargado que "hasta el aire se corta con cuchillo es donde nos quieren meter, en una bomba vírica porque no se quieren gastar el dinero en bajar el ratio, que es algo que lleva pidiendo la escuela pública desde hace años", sostiene esta docente de Murcia.
A su juicio, la escuelas ya estaban masificadas y esas carencias de antes han estallado ahora con la pandemia. En la nueva normalidad, no puede compartir tanta gente un mismo espacio. Es por ello que Maestra Enfurecida aboga por burbujas reales, de entre 10 ó 12 alumnos, no 25 o más. "Todo lo que no sea eso es engañar a los padres".
Su solución pasa también por bajar los ratios, contratar a más profesorado e invertir en infraestructuras, para que los colegios e institutos sean viables en la nueva normalidad. De no ser así, advierte de la sensación que tienen los docentes: "Parece que quieren que aguantemos como sea hasta que la cosa de nuevo se desmadre y tengamos todos que volver otra vez a trabajar desde casa. Sí, eso les sale barato, pero provoca una desigualdad social a lo bestia".
Y es ese punto el que más preocupa a los profesores. Ellos están mirando más allá y un curso perdido para los más jóvenes puede ser irreparable. "Los muertos educativos cuesta más verlos, pero ya estamos teniendo. Hay alumnos de los que no sé nada de ellos desde marzo y me juego cualquier cosa a que no han tocado un lápiz desde entonces. Hay muchas víctimas en ese aspecto", tal como sentencia.
En esa misma línea Fernando Alcalá también se muestra muy crítico. Este profesor de secundaria de Inglés y que ejerce también la coordinación Erasmus del centro y la coordinación del programa MEFP/British Council en un Instituto de Cáceres tiene claro que Administración Educativa (consejerías y Gobierno) ha pasado la 'patata caliente' durante este tiempo a los equipos directivos de los centros, a los docentes y a las mismas familias. Ellos han hecho lo que han podido, pero ahora les toca el turno de ver esas propuestas reales y cree que la inversión en educación no será la esperada para esta situación excepcional.
"Esto no debería ser un debate, sino simplemente SER. No se pueden cumplir las normas, si no se invierte. No hay coherencia. No tiene sentido prohibir reuniones de más de 10 personas cuando, en un aula, estamos muchas horas juntos, sin distancias, de trasfondos sociales y familiares distintos, muchos más de 10, es más, rozando los 30 alumnos", ha sido su respuesta a lo que opina de esta situación que se está viviendo.
Y a todo esto, ¿qué pasa con los jóvenes? ¿Nadie pregunta cómo se sienten? Son los más afectados y parece que con todo el debate nos olvidamos de ellos. Ante la mera posibilidad de que se vea amenazado el formato presencial por los actuales rebrotes están viviendo el inicio de curso entre dudas y miedos. El hecho de llegar a empezar en el peor de los escenarios les genera angustia y ansiedad, tal como advierten psicólogos expertos y también arrastrarían otras consecuencias: problemas de concentración, atención, memorización e incluso alteraciones sociales y de alimentación.
De lo mucho que están escuchando tienen poca información con la que contrastar. "Queda menos de un mes para empezar y no sabemos nada", explica Silvia González Vargas, estudiante de 17 años que inicia este septiembre Segundo de Bachillerato en el instituto Pino Montano de Sevilla.
Lo que sabe se está enterando a través de las redes sociales porque en su centro público todavía no les han dicho cómo tendrán que proceder y eso le tiene tanto a ella como a sus compañeros en vilo: "Estamos preocupados por ver cómo vamos a empezar y más siendo un curso como Segundo de Bachillerato cuando se dice que la prioridad de la presencialidad la va a tener la educación Primaria", responde.
Del miedo a la indignación pasa Mª Ángeles Herrera de 16 años, alumna del colegio de la Salle. Ella va a empezar en apenas veinte días Primero de Bachillerato y solo tiene dudas. No sabe ni el cómo, ni el dónde y ni el cuándo. Solo sabe que se sienten ignorados y que no quieren quedarse en esto en un segundo plano: "Podemos ir perfectamente a un bar pero no saber cuál es nuestro futuro", explica así de fácil esta alumna. Su preferencia está en tener las clases presenciales, aunque es consciente de que este año todo puede en cualquier momento cambiar: "Pensamos que no se va a poder controlar la situación al 100% con clases presenciales que es lo que nos gustaría a nosotros. Eso es lo mejor para la educación, pero no para el tema sanitario", nos explica.
Y esa reflexión será el gran tema de debate entre los Ministerios de Sanidad y Educación y Formación Profesional del próximo 27 de agosto en el que se darán todas las claves autonómicas para el inicio del curso escolar, aunque su convocatoria llegue para muchos muy tarde, una semana antes de que empiecen los coles.