Parece divertido pero no lo es. Un operario indio, que trabajaba en una fábrica de la ciudad italiana de Turín, llegó a las Urgencias del Santa Croce de Moncalieri, con el dedo meñique envuelto en un pañuelo y sangrando abundantemente de su mano izquierda para que le fuera implantado. Esto no pudo ser, porque el hospital alegó que lo había perdido, pero la investigación reveló el equívoco y dónde terminó el dedo.
La investigación a raíz de la demanda del afectado ha sido cerrada este martes, a pesar de que ya se conocen los detalles de cómo el dedo fue lanzado a la basura al creer que estaba necrótico, según ha publicado Il Corriere della Sera.
El hombre de 56 años llegó a las urgencias del hospital turinés 15 novembre del 2020 y fue evaluado por una enfermera a la que le contó que sufrió el accidente mientras trabajaba. Una enfermera cogió el dedo amputado, que traía el afectado y se lo llevó tras ponerlo en hielo, mientras la otra lo envía de urgencia a ortopedia.
El hombre varios días después fue operado y descubrió que no le habían reimplantado su dedo. Al pedir explicaciones a los médicos y al hospital nadie sabía ni podía dar respuesta qué había ocurrido con su dedo. De los documentos de la investigación se recaba que el dedo desapareció. El hospital nunca registró la existencia del dedo a su llegada, ni los que supuestamente gestionan los residuos humanos.
Después de meses de investigación abierta por la Fiscalía de Turín, se ha conocido que una enfermera admitió haber visto el pedazo de dedo, pero al notar el color oscuro consideró que estaba necrótico y por tanto inservible. Así que lo tiró.
El abogado del afectado estalló ante el hecho: "no hay nada de que extrañarse si el dedo era oscuro, como la piel de mi asistido".
A pesar de lo rocambolesco, la fiscalía ha dado carpetazo al asunto y el pobre hombre se ha quedado sin dedo y sin indemnización por la negligencia. El operario a consecuencia de esta herida ha quedado con secuelas motoras en la mano afectada y desde entonces está sin trabajo. Vive actualmente casi en la indigencia y duerme en un coche en la ciudad italiana.