El mal gusto no tiene límites. Esto es un ejemplo: Un británico de 40 años se ha tatuado la gigantesca imagen de su mujer mientras esta roncaba. Está de más decir que a ella no le ha gustado nada verse en plena siesta con todos los detalles de su cara inmortalizada de la peor manera.
James McGraw, de Porthsmouth, quería vengarse de Kelly, su mujer, porque esta le había hecho un corte de pelo que dejaba mucho que desear. Así que no se le ocurrió mejor manera que captar ese momento de siesta en el que tenemos la boca desencajada y la papada en todo su esplendor. Pues dicho y hecho.
James McGraw le hizo una foto y se la replicó en el muslo, donde permanecerá para siempre en recuerdo de las bromas que durante una década se han gastado uno al otro. El hombre colgó la imagen en su cuenta en las redes sociales y muchos parecen darle la razón a Kelly.