El escalador Alain Robert dejó boquiabiertos a cientos de personas cuando este sábado decidió encaramarse a la torre más alta de la ciudad. Este hombre a sus 50 años es conocido por afrontar sus retos sin apenas medidas de seguridad. Zapatos de escalada, una pequeña bolsa para las cuerdas y, lo más importante, unas manos enguantadas en unas ventosas que pueden resistir hasta 150 kilos de tensión. El edificio de acero mide 388 metros de altura, a 1280 pies del suelo, aunque nuestro hombre sólo se propone subir hasta una zona de observación a 268 metros de altura.