Kenny Herman estaba convencido de que su hija de cinco años, Maddie, le estaba robando las galletas de la encimera de la cocina, así que puso una cámara para pillarla con las manos en la masa. Sin embargo, sus sospechas eran equivocadas porque el verdadero ladrón era otro.
En la grabación se ve cómo es Max, el perro de la familia, quien intenta con mucho afán coger las galletas. El Goldendoodle, de 2 años y medio de edad, era el auténtico asaltante.