Cada vez que Sid sale a la piscina los recuerdos devuelven al perro hacia su casa: no quiere ni verla. En el cerebro del animal deben haberse grabado a fuego las imágenes de hace una semana en Tennessee (EEUU).
En pleno temporal de frío, se hundió en el agua semicongelada del vaso. Afortunadamente, su dueña le rescató del hielo y logró sacarle a tiempo. Así, sobrevivió el animal, pero tanto él como su ama vivieron momentos muy agobiantes que aún recuerdan.
Nada más ver lo que estaba pasando, sin pensárselo dos veces, Jenie, su dueña, se tiró a por él. Rompió la capa fina de hielo de la superficie, pero el perro no aparecía. "Era pura adrenalina, no sentía el frío", cuenta.
Como no le encontraba, Jenie salió de la piscina para seguir búscándolo desde arriba. Entonces, según relata, lo divisó y pudo rescatarle. "Pesaba unos 22 kilos, yo solo pensaba en entrar y calentarlo".
El animal había estado unos 60 segundos en el agua. Y, su dueña no cree que "hubiese aguantado otro minuto" ya que el perro tenía problemas para respirar y tuvo que recuperarse con óxigeno. La determinación de Jenie fue vital para el animal, sin ella "no habría tenido opción".
Así, pasado el susto, entre carantoñas a su heroína, Sid sigue con su vida lo más lejos posible de la piscina.