Decidí ser madre adolescente y quiero contaros lo que he aprendido

yasss.es 04/04/2019 10:51

La maternidad tiene un impacto psicológico y físico inmenso en las mujeres, sobre todo si tiene lugar durante la adolescencia. A la incertidumbre propia de esta etapa, se suman todas las dudas asociadas a ser madre, y sin apoyos suficientes esto puede desgastar emocional y físicamente a cualquier persona.

A nivel físico, el embarazo en adolescentes aumenta el riesgo de mortalidad infantil, pero sin duda los factores más importantes son los psicológicos. Durante décadas se ha estudiado la maternidad a estas edades y se ha propuesto el término "síndrome de las embarazadas adolescentes" para describir los cambios psicosociales que sufren las mujeres adolescentes que son madres:

  • adquirir cierta independencia, porque inevitablemente tienes un ser vivo que estará unido a ti de por vida y del que, en parte, tú también dependes. También es habitual encontrar déficits en el logro de la identidad, ya que la maternidad cambia todo el sistema de valores y creencias de una madre embarazada.
  • Problemas a nivel educativo: por desgracia, sin apoyos suficientes muchas madres adolescentes no pueden seguir sus estudios.
  • estigmatización en torno a las madres adolescentes.

Macarena ha querido compartir su testimonio con nosotros para desestigmatizar el embarazo adolescente y ayudar a otras chicas en su situación:

"Hola, mi nombre es Macarena, tengo 25 años y una hija de 8 años. Si echáis cuentas, os daréis cuenta de que tuve a mi hija muy pero que muy joven, con 16 años. Yo me quedé embarazada de mi novio del instituto. Manteníamos relaciones sexuales con protección, pero una de las veces se quitó el preservativo a la mitad sin que yo me diese cuenta. Cuando me enteré casi me da un infarto. Él me dijo que no me preocupase porque no había terminado dentro. De todos modos, discutimos y rompimos porque perdí toda la confianza que tenía hacia él. Entonces empezó el mes del drama.

No le conté nada a mis padres porque me daba mucha vergüenza. Me sentía culpable por haberme fiado de él. Mi cerebro decidió creerle y para no darle vueltas pensaba todo el rato "venga, seguro que dijo la verdad y no terminó dentro, ya verás como no pasa nada". Pasaron las semanas y no me bajaba la regla. Yo pensé que era estrés o algo, pero no.

Cuando pasaron dos semanas de retraso y seguía sin bajarme la regla, le conté todo a mi madre. Casi me mata. Se lo contó a mi padre y me echaron una bronca enorme por no habérselo dicho antes. Me hice las pruebas de embarazo y resultó que estaba embarazada. Mis padres lloraron y yo tuve una crisis de ansiedad

Al día siguiente fuimos a un centro de planificación familiar para conocer las opciones, pero al final yo me di cuenta de que sólo podía hacer dos cosas: tenerlo o abortar. Por mucho que te aconsejen chicas que han pasado por esto, ya sea teniéndolo o abortando, yo creo que no sirve de nada, porque al final sólo depende de ti y de lo que sientas dentro. Yo sentía un vacío muy grande cuando pensaba en abortar, como si eso para mí fuese un precipicio sin retorno. Algo dentro de mí me dijo que siguiese adelante, y tuve al bebé.

Por suerte mis padres me apoyaron en todo momento. Ellos no son provida ni nada, porque esto es algo que la gente me pregunta. La decisión de no abortar fue exclusivamente mía, mis padres no influyeron para nada.

Yo seguí yendo a clase. Me quedaban un par de años para acabar el instituto así que por lo menos quería quitarme eso de encima.La gente se acabó enterando y hablaban del tema, y también había bromitas, pero los profesores fueron muy buenos conmigo y me ayudaron en todo lo posible. Me cambiaron alguna fecha de examen y cuando faltaba porque me encontraba mal, no me lo tenían en cuenta. Además, mis amigas también estuvieron de mi parte, aunque con el tiempo nos distanciamos.

Tuve al niño y seguí estudiando gracias a que mi padre estaba en paro y podía quedarse en casa cuidándole, y a que mi madre trabajaba y podía permitirse criarme a mí y a mi bebé. Sé de sobra que si yo no hubiese tenido a mis padres, no habría podido seguir con mis estudios. Esa es la realidad de otras adolescentes que tienen hijos, y quien niegue la brecha entre madres ricas y madres pobres es que no sabe de lo que habla.

Acabé el instituto con notas regulares, pero aprobadas. Durante bachillerato yo tenía unas prioridades y mis amigas otras. Ellas salían de fiesta, iban a la biblioteca a estudiar, quedaban para ir de compras y esas cosas normales. Yo dedicaba mi tiempo libre a cuidar de mi hija y a estudiar cuando podía.

Después me matriculé en la universidad a distancia y empecé a estudiar pedagogía. También empecé a trabajar, porque mis padres no iban a estar ahí siempre para cuidar de mi y de mi hija. Con el tiempo empecé a ahorrar y a los 22 años me independicé. Todavía no he acabado la carrera porque me matriculo de pocas asignaturas cada año para poder compaginar todo: estudios, trabajo y maternidad.

Y de la vida social ni hablemos. Yo ya no recuerdo lo que era un novio. Si quieres ahuyentar a un chico de 25 años, dile que tienes una hija de 8 años. Ya verás como corre y no le vuelves a ver… Menos mal que me lo tomo a risa.

Ser madre adolescente me ha enseñado muchas cosas… A ser madura, a ser tremendamente responsable, a entender mejor a mis padres o a conocerme a mí misma. Si volviese atrás tomaría la misma decisión, porque mi hija es lo mejor que tengo. Es una niña inteligente, divertida y cariñosa. Sin embargo, no querría para ella lo que yo tuve. Me gustaría que disfrutase de su adolescencia totalmente, que pudiese ir a la universidad y salir de fiesta sin preocuparse de nada más, que conociese chicos y que se fuese de campamento con sus amigas. Quiero que tenga lo que yo no tuve, aunque no me arrepiento de no haberlo tenido."

Si eres adolescente y te has quedado embarazada, puedes ponerte en contacto con un centro de Planificación Familiar para que te orienten sobre tus opciones.

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