El problema de que las chicas no nos veamos con tanta frecuencia nuestro órgano sexual si nos comparamos con los chicos (el suyo es externo y lo tienen más fácil) es que, tristemente, no nos enteramos de que aparecen cosas que no deberían estar ahí. De hecho, y si me apuras, me atrevería a decir que a día de hoy, muchas mujeres que no tienen ni idea cómo es su vulva. Precisamente eso me ocurrió a mí cuando, haciéndome un chequeo rutinario, la matrona me dijo que tenía un Bartolino. ¡Otra vez! Solo de recordarlo me volvía el dolor que tuve aquel entonces.
Las cosas como son: después de leer 'El fruto prohibido' de Liv Strömquist, libro que recomiendo a todo el mundo independientemente de la edad o del sexo, me he dado cuenta de que me he ganado un 'necesito mejorar’ como una casa en vulvas (no confundir con vaginas, ojo) porque hay un montón de cosas que desconozco, como por ejemplo: que el clítoris tiene glande y que se endurece cuando nos excitamos. Así que, por favor, no toméis mi ejemplo y miraos bien vuestra vulva.
Inciso: además de libros como el que os he hablado, o el último de María Hesse del que ya os hemos hablado en Yasss, o webs maravillosas como la Pussypedia, también hay otros recursos como el ‘Mimosa Kit’ que son bastante útiles para conocer el órgano sexual femenino: un kit de “empoderamiento menstrual” que incluye un clítoris en 3D, un espejo para mirarse la vulva y el cérvix, una copa menstrual, un manifiesto, un espéculo, etc.
Después de esta introducción sobre lo "malamente" que estamos en vulvas, es hora de ir al grano (y nunca mejor dicho) y que os cuente mi experiencia con el quiste de la glándula de Bartolino o con la bartolinitis. Empezaré por lo más básico: ¿qué narices es un Bartolino?
La glándula de Bartolino es un pequeño órgano situado en los labios vaginales cerca del orificio de la vagina. Por lo general, son invisibles y producen una pequeña cantidad de líquido que lubrica la vagina pero, puede ocurrir que estas glándulas se obstruyan, lo que hace que el líquido vuelva a la glándula y que produzca una infección. Vamos, que se monta una buena ahí abajo si te sale un absceso (una inflamación del tejido del organismo caracterizado por la hinchazón y la acumulación de pus) ya que puede alcanzar el tamaño de una naranja. Sí, DE UNA NARANJA.
Curiosamente, la bartolinitis es algo bastante común aunque, yo no tenía ni idea de su existencia hasta que hace unos 4 años me salió el primero. En aquel entonces, una de las glándulas alcanzó el tamaño de una pelota de golf y fue uno de los peores dolores que he tenido en mi vida: lloraba de dolor y ni siquiera me podía sentar. Por suerte, esta última vez, no me ha dolido pero sí que me ha parecido molesto porque ha sido igual de grande.
Amigas: lo primero que hay que hacer si notáis que os ha salido un Bartolino es ir al médico. Según su estado, tu ginecóloga/o o tu médico/a de cabecera determinará qué hacer: a veces con varios baños "de asiento" (cubriendo la zona) o con duchas de agua caliente en la zona varias veces al día, puede disminuir y se puede ir solo. En otros casos, puede que os manden antibióticos y anti inflamatorios para que se quite solo.
No obstante, si el quiste sigue ahí, se infecta o te molesta, puede que tengan que drenártelo (como me hicieron a mi la primera vez). La intervención es muy sencillita y suele ser con anestesia local. Eso sí, la recuperación puede ser un poquito molesta ya que esa zona es una zona bastante sensible.