El frío en mitad de la pandemia: ¿por qué se humedece más la mascarilla en invierno y cómo podemos evitarlo?
Cuando respiramos, al expulsar el aire, también echamos vapor de agua
Al expulsar el aire caliente con la mascarilla fría, se condensa
Para evitarlo puedes usar una bufanda por encima de la mascarilla
El coronavirus ha dado un vuelco a la vida tal y como la conocíamos. La mascarilla ya se ha convertido en un elemento más de nuestro día a día. Ahora, al salir de casa, a la lista de cosas para comprobar si llevamos como llaves, cartera o móvil, se suma la mascarilla.
Aunque sea por obligación, la mayoría de ciudadanos ya se están acostumbrando al uso de estos protectores, pero todavía hay quien nota muchas molestias al utilizar las mascarillas. Estas molestias se pueden ver aún más agravadas ahora, con la llegada del invierno y del frío.
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Es habitual que la mascarilla que llevamos habitualmente se vaya humedeciendo por dentro al ir respirando ya que, al expulsar el aire, también echamos vapor de agua. Este aire, como recoge la web Prevencionar, se mantiene a unos 35 grados centígrados, y la cantidad de vapor que contiene es del 95 % de humedad relativa.
El problema llega cuando, por el invierno, la temperatura exterior es muy baja. Cuando expulsamos nuestro aire caliente y húmedo hacia el exterior, que está mucho más frío, se alcanza muy pronto la temperatura de rocío y no da tiempo a que se condense por fuera de la mascarilla. Por ello lo hace por dentro y se humedece un poco más que en verano, cuando las temperaturas exteriores son cálidas.
La solución a este problema es sencilla: intentar que dentro de la mascarilla se mantenga una temperatura menos fría. Lo podemos conseguir cubriéndonos con cualquier elemento que nos proteja, como una bufanda o una braga polar (siempre por encima de la mascarilla).
Cuidado con la lluvia: altera la filtración de las mascarillas
Alergólogos e inmunólogos advierten de que la lluvia puede alterar la capacidad de filtración de las mascarillas y recomiendan llevar "una o dos de repuesto" durante el otoño-invierno.
El doctor Pedro Ojeda, miembro de Sociedad Española de Alergología e Inmunología (SEIC), ya advirtió hace unos meses de que una mascarilla mojada puede aumentar la humedad relativa en el espacio entre la cara y el protector y fomentar afecciones dermatológicas.
"En los días de lluvia deberemos llevar una o dos de recambio. Una lluvia fina no afectará la mascarilla, pero una lluvia más pertinaz o de gota gruesa alterará su capacidad de filtración", informa. Además, "aparte de ver disminuida su capacidad de filtración, una mascarilla mojada puede aumentar la humedad relativa en el espacio entre la cara y el protector y dar lugar a la aparición de las afecciones dermatológicas, como eccemas, acné o foliculitis", asegura el experto.