¿Quién no ha contado alguna mentirijilla para quedarse tirado en el sofá viendo un capítulo? Todos en algún momento nos hemos inventado una historia digna de un Oscar sólo para no parecer unos rancios ermitaños pero, citando a La Biblia, la verdad nos hará libres. No tiene nada de malo dedicarnos tiempo a nosotros mismos y el primer paso es ser sinceros. Camila dejó de poner excusas cuando no quería salir y desde ese momento es más feliz. Hoy analizaremos su historia en Yasss.
El experimento de Camila comenzó el primer día de 2019. Todos los años sale en Nochevieja con su grupo de amigas, pero esta vez lo que de verdad le apetecía era quedarse en casa tranquila. Para evitar que sus amigas se enfadasen, se inventó una pequeña mentirijilla, pero le pillaron. Esta es su historia:
"Cambié mi forma de ver las cosas hace relativamente poco, a principios de año. El detonante fue que en Año Nuevo discutí con mis amigas. Resulta que todos los años en Nochevieja salimos juntas de fiesta, pero esta vez a mí no me apetecía. Mentí y dije que me había sentado mal la cena y estaba pachucha.
Al día siguiente mis padres se encontraron con una de mis amigas y ella les preguntó que qué tal estaba yo, que si seguía enferma. Mis padres no sabían nada de mi mentira así que dijeron la verdad, que estaba bien. Mi amiga se cabreó mucho y el resto también. Al final mentir me provocó más movidas que decir la verdad.
En ese momento decidí ser sincera cuando no quería salir y no poner excusas. ¿Qué tiene de malo querer un día o dos de tranquilidad y soledad? Pues nada. Para mi sorpresa mis amigas lo entendieron a la perfección. Alguna vez se han puesto pesadas insistiéndome para que salga cuando ya he dicho que no me apetece, pero en general se han tomado muy bien todo esto.
Yo ahora soy mucho más feliz porque soy sincera conmigo misma y con los demás. Me he dado cuenta de que a veces tengo que priorizarme y dedicarme tiempo y que no debo sentirme culpable por eso."
Ponte en situación: estás en pijama viendo la tele y empieza a salir humo de tu móvil porque no callan en el grupo de amigos. "Hoy salimos, ¿no?". Lees esa frase y pones los ojos en blanco. Lo último que te apetece es ducharte, arreglarte y salir a gastar dinero. Con lo bien que estás en el sofá…
Tienes dos opciones, o bien decir que no quieres salir arriesgándote a parecer un poquito aburrido o a que insistan más y más, o bien poner una excusa creíble como que estás malo o que ya tienes otro plan.
Mucha gente escoge la primera opción. ¿Por qué?
¿Os cuento un secreto? Todos estos miedos son irracionales.
En primer lugar, para evitar que te pase lo mismo que a Camila. Ya sabes lo que dicen: se pilla antes a un mentiroso que a un cojo. Dejando esto de lado, cuando pones una excusa para no quedar estás relegando a un segundo plano tu bienestar personal. ¿A caso pasar tiempo a solas no es un buen argumento? ¿Por qué creemos que es más válido decir que estamos enfermos a decir que nos apetece autocuidarnos?
Dedicarnos tiempo a nosotros mismos debería ser una costumbre tan entretenida y enriquecedora como salir de cañas o ir al cine con tus colegas. El problema es que nos cuesta mucho decir abiertamente que nos apetece estar a solas mimándonos, cuidándonos y cogiendo fuerzas.
¿Te apetece comer pizza en casa mientras ves la tele? Hazlo. ¿Quieres poner música y bailar sin que nadie te mire? Pues pon el volumen al máximo. ¿Hoy quieres darte una ducha y ponerte una mascarilla en la cara? Siempre que no haga mal a nadie, que nadie te lo impida. Sea lo que sea lo que te haga feliz, hazlo y dilo con orgullo.
Tenemos que normalizar pasar tiempo con nosotros mismos y el primer paso es dejar de poner excusas. Por eso la próxima vez que te digan de salir y a ti no te apetezca, sé sincero. Di que ya tienes un planazo contigo mismo.