Maru, una Bullmastiff de un año de edad, fue abandonado por su dueño quien afirmó que era alérgico al animal. Envió al cachorro en un tren transiberiano que lo regresaría a la perrera donde nació. Fue en este trayecto cuando Maru se escapó del tren aprovechando una parada e inició una andadura de más de 200 kilómetros por los bosques rusos llenos de osos pardos y lobos.
La propietaria de la perrera, Alla Morozova, en la ciudad de Novosibirsk, organizó una búsqueda para encontrarlo y pidió ayuda en las redes sociales para obtener información. Dos días y medio después apareció agotada y herida en un polígono industrial cerca de la casa de su antiguo dueño. Por suerte, como dice Morozova, "ni los osos se la comieron ni los lobos la masticaron".
Como informa el Daily Mail, Maru siguió la vía férrea más larga del mundo. Apareció coja, con heridas, visiblemente cansada, con lágrimas en los ojos y hasta con la boca rota.