¡Qué escándalo! Perra de Satán se entrevista a sí misma: "Nadie lo iba a hacer mejor"
¿No te gusta que te hagan entrevistas?
Sí, claro que me gusta. Pocas cosas me gustan más en el mundo que hablar de mí. Lo que pasa es que yo quiero decir tantas cosas que siempre me quedo con la sensación de que no me han hecho las preguntas adecuadas, porque al final todo el mundo te pregunta lo mismo y te acabas aburriendo de contestar igual todo el rato.
Es que, a ver, si sacas una novela, ¿de qué te van a preguntar? ¿De la guerra de Siria?
Entiendo que la gente tiene que preguntarme por mi novela, que es lo que ahora mismo tiene interés, pero en mis novelas toco muchísimos temas y la gente siempre se queda con lo mismo: que si estás gorda, que si eres irreverente, que si hablas de sexo y que si se te va la pinza. Por eso creía que había llegado el momento de entrevistarme a mí misma. Por eso y porque vi la entrevista que Angel Garó se hizo a sí mismo en 'Sábado Deluxe' y me pareció una fantasía y desde entonces sueño con poder tener una conversación conmigo misma. Necesitaba entrevistarme a raíz de mi segunda novela, ¡Es un escándalo! (Versátil, 2018) porque, de verdad, pienso que nadie lo iba a hacer mejor que yo.
Ya que aquella entrevista de Angel Garó empezaba con un quién eres tú, ¿quién eres tú, Perra de Satán?
Qué original, esa es, precisamente, una de las preguntas que siempre me hacen. ¿Quién es Perra de Satán? Pues un personaje que vive en, por y para internet. Y otra de las preguntas míticas es de dónde sale el nombre. ¿Por qué hay que explicar un pseudónimo? Supongo que, en mi caso, porque es así un poco fuertecito. Le dediqué un capítulo entera en mi primera novela (Kilo arriba, kilo abajo. Versátil, 2016) a explicar el origen de Perra de Satán, tampoco es algo que oculte. Un día sentí la necesidad de buscar un pseudónimo para usar en internet, hace ya diez años, cuando lo normal era esconder tu identidad porque nadie iba por ahí dando la cara, como ahora, y me salió ese nombre. Perra de Satán, con el tiempo, se ha convertido en una escritora. Lo cual me parece maravilloso. A veces pienso que Perra de Satán es mi verdadero yo, el que traté de esconder durante tanto tiempo por el qué dirán, o por no armar un escándalo, y ella ha logrado conseguir todo lo que yo siempre había soñado ser o hacer. ¡Hasta entrevistar a Quim Gutiérrez!
¿Por qué escribir humor en un momento en el que ya no te puedes reír de nada?
Precisamente por eso. Ahora mismo hacer humor me hace sentir en la resistencia. Y eso que a veces me he parado a analizarme a mí misma como humorista y me he dado cuenta de que me estoy cortando. Al final tanto ofendidito y tanta condena absurda han terminado por acojonarme. Pero en las redes sociales, porque en esta novela no me he cortado ni un pelo. ¡Me río hasta de lo más sagrado!
¿Es el humor tu arma de provocación?
Un poco sí. En el fondo soy una provocadora y también provoco con el humor. Pero yo creo, o me gusta creer, que mi humor no provoca, que te invita a reflexionar. El humor se puede usar de mil maneras diferentes y yo lo uso para sanarme a mí misma, para reírme de todo aquello que anteriormente me había hecho daño, y para hacer pensar a la gente. Lo que pasa es que es mucho más fácil ofender que hacer pensar. Porque ofender, se ofende cualquier, pero pensar... eso ya son palabras mayores.
En tu segunda novela se tocan varios temas muy generacionales: el Tinder, las bodas de tus amigos, los trabajos precarios... pero también de un tema que ya prácticamente nada tiene que ver con los millennials: la religión. ¿Qué pinta la religión en una tía tan lista, tan cultivada, tan liberal?
Pinta lo que pinta en casa de todas. Por muy liberales que seamos y por muy fans de la razón, en este país la religión pesa y ese peso nos va cayendo a todos, queramos o no. En mi caso, yo tuve una educación muy religiosa y eso ya va a formar parte de mí para siempre. Es verdad que la religión hoy en día no es el tema más fundamental de mi generación, pero a mí eso me da igual. Yo escribo sobre aquello que me importa a mí, y la religión me importa hasta el punto de que me ha moldeado. Si soy quien soy es por la educación que he recibido y si existe Perra de Satán, que no se apellida "de Satán" por casualidad, es porque necesitaba reaccionar a todo lo que la religión me impuso. Diez años después de haber creado a Perra, escribo una novela donde explico cómo es mi relación con la religión.
¿A quién quieres escandalizar con tu segunda novela?
A cualquiera que tenga una mente tan cerrada que no sea capaz de reírse con mi libro. Bien porque le escandalicen las escenas de sexo, bien porque les repugne una mujer libre como Perra de Satán o bien porque su concepción de la realidad le obligue a negar la realidad en la que Perra de Satán se mueve. Con mi primera novela yo quería que le gustase a todo el mundo y que todo el mundo me dijera que se habían reído un montón. Con esta, fíajte por dónde, me hacen más ilusión las críticas negativas de gente que ha chocado con mi novela y se ha quedado flipando. Ojalá poder llegar a ese público que se escandalizaría de verdad con mi novela, y no solo a los fans que ya saben a qué atenerse cuando abren un libro de Perra de Satán.
En un mundo de followers, ¿qué parte del éxito de Perra de Satán atribuyes a tus seguidores?
Hay días que una gran parte, y hay otros que ninguna. Depende de como tenga yo el día. Pero una cosa sí que tengo clara: por mucho que me niegue a reconocerlo, si a mí me publicaron la primera novela fue porque tenía followers, no porque tenía talento. Las editoriales ya no se arriesgan como antes, porque también tienen que pagar unos sueldos, y se tiende a pensar que la gente con cierto impacto en las redes sociales va a vender mejor que alguien que igual tiene un libraco entre manos pero que no lo conocen ni en su pueblo. Así que a mis followers les debo el haber permitido, sin darse cuenta, hacer uno de mis sueños realidad. Luego ya que mis novelas sean lo mejor del siglo XXI es cosa mía, ahí no han tenido ellos nada que ver.