Me puse el pelo rosa y ha sido lo mejor del año: por qué debes probarlo al menos una vez en la vida
No exagero: te cambia la vida (por unos días)
Madrugar. Ir al trabajo. Dormir. Salir el fin de semana. Madrugar otra vez. Y así infinitamente. Aunque estés más o menos cómoda con todo ("el curro, ahí va; la familia bien también") la vida puede volverse un poco monótona cuando todo va, sin más. Ponerle color a tu melena es también ponerle otro tono a la vida.
Te ayudará a superar esa timidez
Para los que somos tímidos, ponerse el pelo de colores es un poco poner a prueba esa faceta tan complicada de nuestra vida. Y es guay, porque cuando lo haces siente que has hecho un poco los deberes con esto. Es una sensación muy gratificante, como cuando das una charla delante de toda la clase o haces una pregunta en una conferencia.
Es un mini-cambio en tu vida de trabajo-casa-casa-trabajo
Que quieres cambiar de trabajo pero no encuentras nada mejor. Que aunque quieres mucho a tus amigos estás hasta el moño del mismo plan fin de semana tras fin de semana. Que buscas nuevos retos pero no tienes pasta ni tiempo para afrontarlo. Que nada te llena. Hay momentos en los que necesitamos un cambio urgente. Mientras te piensas cómo afrontar esa pequeña crisis, el pelo de colores puede hacer de tirita. Al mirarte en el espejo, es como si fueras otra.
Te salen superpoderes
Después de mucho tiempo envidiando a todas esas tías de los carteles de peluquería con sus melenas fantásticas de colores, por fin ha llegado tu momento. Te sientes poderosa, fuerte, preciosa, segura de ti misma y capaz de todo. "Chaval, que me he puesto el rosa. Puedo con lo que quieras”.
Te sientes un poco disfrazada (y es divertidísimo)
De repente la ropa te queda distinta. Ese vestido que no decía mucho de repente lo dice TODO. Parece que los ojos tienen también otro color. El pintalabios que no te hacía mucho tilín (pero fue un regalo, ¿vale?) de repente te queda de miedo. Te pones a experimentar con ropa y, al ir con tu pelo de colores, que vayas con un 'outfit' un poco extravagante tampoco te parece para tanto. Y así pasa: que acabas yendo hasta por el pan con gafas hexagonales y riñoneras (de esas que dijiste que jamás llevarías).
Es perfecto si lo que necesitas es que te digan cosas bonitas
A todos nos encanta de vez en cuando que nos recuerden lo bellos que somos. Si estás un poco de bajona y necesitas un poquito que te digan lo guapa que estás (a todos nos ha pasado) un color extravagante puede ser el complemento perfecto para que la gente se fije en ti, y al menos una persona te va a decir que le gusta. Eso es un chute de cariño que no está pagao'.
Sales de la zona de confort (¡y puedes volver!)
Cuando se trata de pelos, no solemos arriesgar demasiado porque "a ver si me va a quedar mal". Y nunca damos el paso. Pero lo guay de un nuevo tinte, como un nuevo corte, es que es como tomar una decisión chunguísima pero sin consecuencias. Y luego además te das cuenta de que no es para tanto. Sales de tu zona de confort pero sabes que siempre puedes volver.