Fíjense bien en la fotografía, porque es la imagen de un podio. En el centro, el más rápido de los camareros. Tan rápido, que se hace llamar a si mismo 'El camarero veloz', tan raudo, que en su bandeja personalizada figura su lema "muy rápido", tan presuroso, que a pesar de tener a su derecha a Jacobo, más conocido por su rapidez como "El Viento", no hay cliente de la cafeteria La Guinda de Jerez, al que no sea capaz de atender en un tiempo récord, con un crono digno de un auténtico velocista.
Es tan veloz, tan raudo, tan presuroso, que cuesta seguir su ritmo entre cafés y tostadas, para preguntarle aquello que siempre se le pregunta a los campeones. Qué siente subiéndose a lo más alto del podio. Cuánto entrena para conseguir sus marcas. Cómo se alcanza el título. Las respuestas de Pedro Aguilar, que así se llama el Camarero Veloz, llegan entre comandas, y asombrosas carreras con repletas bandejas.
"Yo empecé muy joven, con trece años, en un bar de la Corredera, estuve de prueba seis meses y acabé trabajando allí ventiocho años", cuenta Pedro Aguilar. "Llevo ya cuarenta y cinco años trabajando. Es un orgullo atender a gente agradable y simpática. Vamos a echar para adelante, y a continuar los tres años que me quedan".
¡Una tostada, dos con leche, media de tomate! Los camareros vuelan por los pasillos, los clientes entran y salen también con prisa. Hay que ser rápido señala, al lado de Pedro, el encargado del bar. "No es estrés, tenemos que trabajar así porque la gente viene del trabajo con su hora justa, y tenemos que atender ligero, si no la gente no viene".
"Es mi temperamento", dice Pedro Aguilar."Por eso me pusieron mi apodo, 'El camarero veloz', es mi forma de trabajar. Un camarero lento tiene poco sitio. Si no nos movemos no hacemos negocio".
No es de extrañar pues, que en ese ambiente del desayuno de la mañana, el camarero veloz se sienta en su salsa. Sus pies avanzan y retroceden, giran a izquierda y derecha mientras su manos sitúan pedidos sobre las mesas, o retiran con rapidez los platos y vasos que dejan atrás los clientes.
"Conozco a Pedro hace más de treinta años", dice uno de ellos. "Y lleva así toda la vida, con esa marcha. Es muy apañao, se lleva muy bien con la gente".
"En un minuto tienes el café en la mesa", afirma otro. "Entre pedirlo, hacerlo, y sacarlo para afuera"
El el reverso de la bandeja, el lema y el logo de Pedro. Una herramienta de trabajo personalizada, y un título, el de 'El camarero veloz', que tiene registrado.
"Si, lo registré, y soy 'El camarero veloz' en España entera, eh", advierte Pedro. "Tengo también mi página de Facebook y la gente me felicita, me saluda, tengo fotos con gente de Francia, de Alemania, de Inglaterra..."
Y dicho esto vuelve a correr por el pasillo como si no hubiera mañana. El camarero veloz desaparece una vez más en busca de sus clientes. Hablar con Usain Bolt, mientras corre los cien metros lisos, parece más llevadero.