Aunque, como decíamos antes, a partir de los 12 años la opinión de los hijos tiene mayor influencia en un proceso de divorcio, la edad no es el único factor que afecta a la custodia ni mucho menos. El Juez debe valorar la madurez del menor, su capacidad crítica, la situación que hay en casa y cómo están influyendo en el niño sus padres. Por lo tanto, lo importante no es lo que quiere el niño en sí, sino con quién va a estar mejor. Al fin y al cabo, la decisión recaerá sobre un adulto, ya sean sus padres, un psicólogo especializado en estos asuntos o el propio tribunal.
Cuando Aitor tenía 14 años, sus padres se divorciaron y él lo tuvo claro desde el principio: quería irse con su padre. Ha compartido su historia con Yasss para explicar qué pasa por la cabeza de un niño en estos casos.
"Mi nombre es Aitor, tengo 18 años y voy a contar la historia del divorcio de mis padres y por qué decidí irme con mi padre. Cuando tenía 12 años mis padres decidieron separarse. No me pilló por sorpresa porque mis padres llevaban mucho tiempo mal. Prácticamente todas las semanas discutían y no había mes en el que alguno no se fuese de casa durante un fin de semana como mínimo.
Primero se separaron para ver si las cosas mejoraban, pero eso no tenía arreglo. Durante el año y medio que estuvieron separados yo iba turnándome. Pasaba 3 meses con mi padre en nuestra casa de siempre y luego me iba con mi madre otros 3 meses al piso en el que ella estaba viviendo, que era una casa que tenía mi abuela y que querían vender, pero al final se la compró mi madre.
Después se dieron cuenta de que eran más felices separados que juntos y empezó el divorcio. Yo tampoco me enteré de mucho porque lo llevaron con bastante discreción, pero duró casi un año por temas de dinero y también por mi custodia. Lo que sí recuerdo es que hablé con psicólogos y abogados que me preguntaban una y otra vez qué era lo que yo pensaba.
Cuando tienes 14 años te puedes creer muy mayor, pero en el fondo no tienes ni idea de nada. De todos modos, yo me quería ir con mi padre porque pensaba que con él estaría mejor, y eso fue lo que le dije a todos los que me preguntaron durante el proceso judicial. Me preguntaban las razones y yo no sabía explicarlo bien, simplemente me sentía más seguro con mi padre. Por temas económicos (mi madre estaba en paro en aquel entonces) y por mis preferencias, al final le dieron la custodia a mi padre. Viví con él hasta este año, que fui a la universidad, pero casi siempre visitaba a mi madre los fines de semana.
Cuando tenía 14 años yo sabía que quería vivir con mi padre, pero no entendía el porqué. Decía que estaba más cómodo con él sin saber muy bien los motivos. Ahora sí los sé. Por ejemplo, mi padre y yo tenemos un carácter muy parecido. Creo que eso es algo muy importante en la convivencia. Con mi madre siempre he discutido mucho, e incluso cuando iba los fines de semana a su casa acabábamos mal.
De todos modos, nunca he querido posicionarme ni poner la etiqueta de malos o buenos. Los dos hicieron cosas mal. Por ejemplo, mi madre, cuando se enfadaba con mi padre, lo pagaba con todos, incluido yo. Imagínate un niño de 10 años intentando saber qué ha hecho mal para que su madre no le hable. Luego se le pasaba la rabieta y actuaba como si nada hubiera ocurrido.
A mí todo esto me generó muchos problemas de autoestima. Actualmente llevo muy mal los conflictos con la gente porque en cuanto noto a alguien serio pienso que está enfadado conmigo. Con esto no quiero decir que mi padre fuese un santo, porque muchas veces pasaba de todo. Si mi madre se enfadaba no hacía nada para intentar solucionarlo, incluso viendo que yo lo pasaba mal.
En la actualidad mi relación con mis padres es buena, pero me llevo mejor con mi padre. No sé, creo que mi madre y yo somos muy diferentes. También influye que ella se sintió traicionada cuando yo me fui con mi padre. Y entre ellos… Pues no se llevan bien. Nunca lo han hecho y eso no iba a cambiar después del divorcio. Lo bueno es que ya no discuten. Cuando se ven son fríos, pero al menos hablan.
No me arrepiento de haber tomado la decisión que tomé, aunque ahora lo veo todo un poco diferente. Sé que vivir con mi padre me ha hecho una persona un poco fría y pasota para algunas cosas, y que a lo mejor si hubiese vivido con mi madre sería más cariñoso.
Con mi historia quiero que veáis que el tiempo todo lo cura. Que los padres nos sacan de quicio y cometen errores muchas veces, pero son humanos. No hay un manual para ser padre y ahora entiendo que fue complicado superar sus problemas como pareja y criar a una persona mientras vives con alguien a quien no soportas. ¿Podrían haberlo hecho mejor? Sí. ¿Intentaron hacerlo de la mejor manera posible? Seguramente. Así que yo me quedo con eso."