Huérfanos y abandonados a su suerte poco después de la muerte de su madre. Un santuario recogió en ese momento a estos dos oseznos, a los que han criado desde entonces. Sin embargo, ahora a su cuidadora le toca despedirse de Bradley y Cooper, entre abrazos y carantoñas, ya que han cumplido cuatro meses y tienen que regresar a su hábitat.