Tras la acusación de su suegro, las autoridades de la aldea de Maron Kidul, en Indonesia, obligaron a Baresh a que les mostrara su pene para comprobar si su tamaño pudo ser la causa de la muerte de su esposa, según recoge Daily Mail.
Con la pertinente comprobación, ante los familiares de la fallecida también, los investigadores determinaron que el tamaño del pene de Baresh no fue la causa del fallecimiento de la mujer.
"Después de ver el tamaño del pene, que se creía grande, resultó que era normal. En ese momento, el suegro retiró la denuncia y ambas partes se han perdonado mutuamente", dijo el jefe de la unidad de investigación criminal, Detik Today.
Finalmente, la autopsia de la mujer, encontrada muerta en su cama, reveló que murió tras sufrir una ataque epiléptico mientras dormía.
Sin embargo, hace cuatro años sí tuvo lugar un caso en el que una mujer murió asfixiada durante una felación. El hombre, Richard Henry Patterson, admitió que su pareja falleció asfixiada cuando mantenían sexo oral aunque declaró que fue accidentalmente. Finalmente, el juzgado le declaró inocente.