Noel Bayarri: así es (la parte oscura de) vivir de hacer bolos

Noel Bayarri 11/02/2019 15:55

"¡Yo quiero tu trabajo, te pagan por salir de fiesta!". He aquí una de las expresiones que más escuchamos mis coetáneos y yo. Si bien pueden tener argumentos para pensar tal cosa, nadie que haya hecho bolos diría que le pagan por salir, al menos, de manera sincera. Antes de valorar si el trabajo es tan genial como se supone, matizaré algunas cosas.

En lo relativo al tiempo, el horario establecido de un bolo, por lo general, es de dos horas. Es decir, hay que estar presente en la sala como mínimo un par de horas. Pero los bolos, en el 99% de los casos, no son al lado de tu casa, por lo tanto tendrás que viajar.

Pongamos que vives en Madrid y tienes que ir a hacer temblar la noche Malagueña. Una de las mejores opciones sería coger un AVE sobre las 5 o 6 de la tarde para llegar hacia las 9, ir al hotel, cenar, volver al hotel hasta la hora fijada por la discoteca, reventar la sala e irte a dormir.

Desplazamientos

Al día siguiente podríamos salir a una hora razonable, a la una o las dos de la tarde, para volver a casa sobre las 5. Este ejemplo estaría entre los agradables. En mi memoria tengo algunos algo más duros, como un Madrid-Galicia, Galicia-Sevilla, Sevilla-Almería, Almería-Madrid, todo en coche, 25 horas de viaje en un mismo finde. El tiempo es relativo, como bien decía Einstein, uno de los primeros tronistas en hacer bolos.

Podrás pensar: "Vale, no son exactamente dos horas, pero luego vas a una discoteca donde te invitan a beber y te lo pasas bien". Y no te falta razón, puede que te lo pases bien, pero antes ponte en la situación siguiente: Viajas solo a un lugar donde no conoces a nadie y donde, si no cenas solo, cenas con gente a la que no conoces. Además, por supuesto, no puedes ir a más locales de la zona, ya que te has comprometido con uno, así que debes esperar a que te recojan en el hotel. Ahora imagina que acabas de cenar a las 11 y no tienes que ir al bolo hasta las 3. ¿Que haces? Quedarte viendo la tele o hacer un directo, en el mejor de los casos. ¿Que hacemos casi siempre? Dormir.

Ahora imagina que estás durmiendo plácidamente, soñando con tu crush y, de repente, suena tu alarma cual bocina en la oreja. Llevas dos horas durmiendo y la primera sensación que tienes es la misma que cuando madrugas un p*** lunes. Te toca levantarte, ponerte pivón e ir a demostrarle a la gente que eres tan guay, o más, que lo que han visto por televisión o en redes sociales.

¿Copa o Colacao?

Una vez en la disco, te ofrecen un cubata mientras añoras un colacao calentito. Vale, estás solo ante el peligro, pero sabes que esa gente te conoce y ha venido a verte, tienes que sentirte agradecido y confiado. Aunque empiezas a preguntarte algunas cosas ¿Y si están de fiesta y no han venido a verme a mi? ¿Cumpliré sus expectativas? ¿Hay poca gente? ¿Los tíos me miran raro? ¿Bebo aunque no me apetezca? ¿Y si nadie se acerca a sacarse una foto? ¿Soy un fraude? ¿Que hago dos horas si no conozco a nadie y no se me acercan?

Todas estas dudas nos han asaltado a todos alguna vez, y cada uno, según su carácter y personalidad, las lleva lo mejor que puede. Conozco casos de compañeros que han roto a llorar, tanto por la presión de no haber convocado a la gente esperada o, por el contrario, por haber muchísima gente y verse desbordados. En cualquier caso, la frustración pudo con ellos.

Después de esto no quiero decir que los bolos sean desagradables o aburridos, en muchas ocasiones estás a gusto, conectas con la gente y, a veces, incluso te pegas un fiestón. Pero eso no implica que por estar dentro de una discoteca, con música muy alta y con gente bebiendo y bailando a tu alrededor, tú estés de fiesta. Al menos, según mi concepto de estar de fiesta.

Aguantar las críticas

Al igual que hay gente que envidia tu trabajo, hay personas a los que le parece una atrocidad que paguen a gente para ir a una discoteca, solo por haber salido en televisión o ser un influencer, y que, de igual manera, piensan que es una autentica vergüenza que haya gente que vaya a verlos.

El negocio es sencillo, una sala gana dinero vendiendo entradas y copas, por lo tanto, lo que quiere es llenarla. ¿Cómo la llena? Invirtiendo en cosas, esas cosas, normalmente, son Dj's, cantantes, bailarines, famosos, showmans. Digo normalmente, porque si un día al gerente de alguna sala le diera por contratar un espectáculo que consistiera en una carrera de tortugas, y el evento se llenara, probablemente él mismo se pondría a criar tortugas, para hacerlo las máximas veces posibles y hacer que su negocio de ocio produzca beneficio económico. Muchas ya sabrán de qué va la oferta y la demanda, otros estarán diciendo que soy un maltratador de tortugas.

Otra de las grandes dudas que tiene la gente es cuánto dinero se puede llegar a ganar, esto depende directamente del poder de convocatoria, profesionalidad y personalidad del personaje en cuestión. Hay los que han llegado a ir a cambio de unas copas y vivir una efímera experiencia de ser conocido, y otras que han llegado a cobrar 6.000€ por un bolo en el auge de su carrera. Puede que esa cifra suene astronómica, y lo es si comparas los sueldos medios de la población, pero es importante saber que muy pocos, quizás 10, hemos podido vivir de esto durante un tiempo relativamente largo y por desgracia ninguno ha podido ahorrar lo suficiente para dejar de trabajar de por vida.

En lo personal me considero un afortunado por poder dedicarme a algo que me da el tiempo y los recursos suficientes para hacer las cosas que en realidad me gustan. Viajar, comer y madrugar lo menos posible. Empezar solito con 21 años a recorrer un país hace que crezcas y aprendas, pero uno no madura en un camino de rosas, tienen que engañarte, estafarte y mentirte muchas veces para que en un futuro tengas las armas para evitar, en la medida de lo posible, sufrir la parte oscura del negocio.

He hecho muchos amigos, he bailado y reído hasta ver mil amaneceres, he sido un semental a veces, otras un eunuco, he dado millones de besos a gente que no conozco pero que, a su manera, me quiere o me aprecia, y sentiré siempre que no podré pagar la deuda que tengo con ellos.