Que si el cristianismo está en contra del feminismo radical que "manipula la ideología de género y que ha mezclado una reivindicación tan limpia con cuestiones contradictorias como el aborto libre y gratuito" o "el lesbianismo o el bisexualismo", que si es curioso "cómo el demonio puede meter un gol desde las propias filas. Porque el feminismo, al haber asumido la ideología de género, se ha hecho de alguna manera una especie de harakiri" o que el feminismo de género tiene la culpa de la crisis demográfica que tenemos hoy en día porque concibe la maternidad como un "peso social opresivo" cuando "lo que más dignifica a la mujer es el don de la maternidad". ¡Todo mal! Toma ya mansplaining sobre el feminismo.
Desde la calma (y el agradecimiento por hacernos tan grata publicidad a las feministas a las puertas del 8 de marzo), le explicamos monseñor Munilla algunas cosas que sí que nos hacen llevar al demonio dentro:
1. Madrugar los findes sin despertador, porque nuestro cuerpo así lo ha decidido.
2. Las resacas terribles cuando se acercan los 30.
3. Que ya no sea tan fácil como antes quitarnos la torrija de más de Semana Santa y que comer engorde.
4. Tener la regla y que nos duela mazo.
5. Retener líquidos.
6. No tener dinero ni tiempo suficiente para viajar todo el rato. Ser pobres, en general.
Estas razones fijo que las compartimos por igual hombres y mujeres. Ahora en serio, sí que hay cosas que nos hacen estar indignadas a las mujeres y además, que se suman a las anteriores:
7. Que a estas alturas no se entienda bien la definición de feminismo después de la guerra que estamos dando.
8. Que la religión de monseñor considere que lo que más dignifica a las mujeres es tener hijos y no otras cosas como por ejemplo, tener cerebro o ambiciones. Nos gustaría ser algo más que úteros andantes. “Yo trabajo, no soy un chocho” que diría Paula Echevarría.
9. Los deberes conyugales que nos pone su religión a las mujeres haciéndonos cargar con el peso de la casa, el marido y los hijos. Mire, no es que vayamos de rebeldes por la vida, es que no queremos ser las ‘madres’ de nuestros novios (o novias), preferimos ser sus colegas y compartir la vida y los ‘deberes’.
10. Que solo por ser mujer cobremos menos aunque hagamos el mismo trabajo que nuestros compañeros. No mola.
11. El ghosting y el breadcruming. Que nos hayan vendido a las mujeres en las pelis la espera como algo bonito y que, después de que un tío haya desaparecido, sigamos albergando la esperanza de que va a volver. STOP.
12. El modelo de belleza que nos llevan metiendo en la cabeza desde niñas. Que las tallas estén mal hechas y que si nos entra el culo en un pantalón de Zara, nos sintamos mal. Si mañana todas las mujeres se levantasen contentas con su cuerpo ¿cuántas empresas quebrarían?
13. Que nos vendan la falsa ilusión de ser libres y que sigamos teniendo miedo al volver a casa. Que nos sigan juzgando por la ropa que nos ponemos.
14. Que la peña no entienda que 'no es no', aunque al principio hayamos dicho que sí pero luego que no.
15. Los piropos. No los pedimos y NO nos gustan. De hecho nos dan bastante asco.
Menos mal que el obispo de San Sebastián por lo menos reconoce que es "obvio que existe un problema de fondo, un abuso para la mujer, una concepción machista del abuso de poder o de la fuerza por parte de algunos hombres". Claro que luego lo vuelve a estropear al considerar que el cristianismo "ha hecho un gran servicio a la dignidad de la mujer, por su vocación de la fidelidad en el amor y de la monogamia".