Karina, una joven de 25 años que trabaja como empleada en un supermercado de Londres, podría cumplir su sueño de ser cantante.
Todos los días llega a su trabajo con su guitarra a la espalda, un día, un mánager de artistas que estaba comprando la vio y le pidió que tocara y cantara algo allí delante. Nada más escucharla, no le quedó ninguna duda del talento que tenía para la música.