Todo iba bien durante una jornada de maniobras de una brigada de paracaidistas del Ejército ruso hasta que les tocó saltar. Tras la señal para lanzarse desde el avión, uno de los componentes sufrió un ataque de pánico y comenzó a gritar paralizado por el pánico. En ese instante, el instructor le agarró y le lanzó al vacío ante la mirada de los demás soldados. Finalmente aterrizó sin sufrir ningún contratiempo.